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La República Oriental del Uruguay y su ejemplar democracia

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Fecha Publicación: 11/05/2025 - 21:10
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Invitado por la Corte Electoral de la República Oriental del Uruguay, nuevamente, tuve la oportunidad de ser invitado para participar como acompañante electoral internacional, en las elecciones departamentales y municipales 2025, llevadas a cabo el día de ayer en el referido país; siendo propicia la oportunidad para corroborar la experiencia que, particularmente, tuvimos en el mes de noviembre del pasado año, cuando participáramos en lo que fuera la segunda vuelta de la elección presidencial.
Al respecto, cabe destacarse que en el acogedor Uruguay no se tiene previsto contar con la presencia de “observadores electorales internacionales” (entiendo que, por no ser necesarios) y, solo se cuenta con invitados, en calidad de “acompañantes electorales”, quienes únicamente confirman el regular desarrollo de los procesos eleccionarios.
Es de destacarse el entusiasmo con el que se desempeñan las personas integrantes de las Comisiones Receptoras de Votos (Mesas de Sufragio, para nosotros los peruanos), las que, luego de haber asistido a los cursos de capacitación, cumplen sus funciones con idoneidad suficiente, proyectando una imagen de transparencia y seriedad frente a los electores.
Lo que para países como los nuestros puede ser extraño, en el Uruguay no llama la atención que el delegado (personero, para nosotros) de algún partido político de los participantes en la justa electoral, se encuentre esperando que se desocupe el “cuarto secreto” para reabastecerlo con las “hojas de votación” (para nosotros, propiamente, los “votos”) de su organización política; pues, sobre una mesa, dentro del indicado cuarto secreto, se pueden encontrar las hojas de votación que identifican a cada una de las agrupaciones políticas que participan en el proceso electoral, las cuales serán usadas por los sufragantes a fin de introducirlas en un sobre, proporcionado por la Comisión Receptora de Votos, el cual será luego depositado en el ánfora correspondiente, en señal de haber cumplido con votar.
Asimismo, no se debe dejar de mencionar la forma tan seria y responsable de cómo se comportan los simpatizantes (promotores) de las organizaciones políticas en el ingreso a cada uno de los centros de votación, donde es común ver que se reparten volantes, a manera de propaganda, a los ciudadanos que ingresan para emitir su voto. Proceder que, para nosotros es inusual y contraviene las disposiciones electorales, si se permitiera ello.
No deja de ser menos importante y, por el contrario, se debe de resaltar con mayor énfasis, la confianza de la población en su Corte Electoral y en cada una de las personas que la integran, quienes gozan de una elevada legitimidad, por su proceder correcto y transparente, como es el caso de uno de ellos, su actual presidente (Dr. Wilfredo Penco), quien tiene ya más de dos décadas integrando dicho organismo estatal.
Estas son algunas de las características dentro de las cuales se desarrolla la dinámica política en el Uruguay y que, de lo que debemos especialmente rescatar, es la forma de cómo se conduce y comporta la ciudadanía en los procesos electorales, poniendo en práctica el concepto de que “todo pueblo tiene el gobierno que se merece” o “el gobernante que se le parece”. Pues, es menester comprobar el nivel de desarrollo de la cultura política del pueblo uruguayo, lo cual explica el porqué de su ejemplar democracia.
Razón por la cual, ahora no me llama la atención la experiencia que tuvimos en el ballotage de noviembre pasado cuando, luego de conversar con el expresidente Luis Alberto Lacalle (padre del que fuera presidente que antecediera al actual), así como con el dos veces presidente, Julio María Sanguinetti, y con doña Lucía (ex vicepresidenta de la república y esposa del expresidente José Mujica), quienes nos recibieron en sus locales partidarios, todos estos importantes personajes uruguayos coincidieron en sus comentarios que, independientemente de quién gane un proceso electoral, luego todos, sin excepción, deben de trabajar por el Uruguay.
Qué diferencia con nosotros, ¿verdad? Por ello, nuestra democracia aún sigue estando únicamente en el papel.

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