La República Saharaui no es un Estado
Ayer, durante la primera jornada de la Reunión Ministerial Preparatoria de la Novena Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo Africano – TICAD9, que hoy acaba, un miembro del Polisario, grupo separatista apoyado por Argelia, el vecino de Marruecos que no ha podido ocultar la frustración de no contar con la cualidad geopolítica marítima atlántica de Rabat, mostró una pancarta de la autoproclamada “República Árabe Saharaui Democrática” -RASD, que no existe para el derecho internacional, es decir, no existe para el sistema jurídico internacional, y por tanto, tampoco para la comunidad internacional, dado que no es reconocida por la Organización de las Naciones Unidas, el foro político planetario que está integrado por 193 Estados, entre lo que se cuenta a nuestro país, desde luego. Sin entrar en detalles del bochornoso suceso de ayer, en que, además, un diplomático marroquí fue agredido por un integrante de la delegación de Argelia, relievo la rápida reacción de Japón, que, al advertir el atropello, hizo un desmarque frontal de la referida RASD, expresando enfáticamente que no la reconoce jurídica ni fácticamente. Considerando este vergonzoso suceso y recordando otro no menor, que llevaron adelante en nuestro país, haciendo exactamente lo contrario, es decir, reconociéndola, a sabiendas de su inexistencia -por eso tuve que corregirlo rompiendo con la RASD-, y por ello, producida mi renuncia, una vez obsecuentemente restituida, felizmente el gobierno actual la suspendió, dándome la razón, aunque para que sea completa, también deberá romper con la RASD. A estas alturas de la vida internacional, la RASD debería contar con abrumador reconocimiento planetario, como en cambio sí pasa con Israel y Palestina, pero todos sabemos que eso no es verdad. Ningún Estado serio de la ONU podría hacerlo porque la RASD -repito- no existe jurídicamente como Estado y es bueno reiterar que la ONU jamás le ha otorgado esa condición. En adición, si el capricho fuera valorado por el Derecho Internacional, entonces, Cataluña hace rato sería un Estado. Cuidado con eso. El Perú alertado de la irregularidad (forma y fondo) del status que había otorgado a la RASD, responsablemente suspendió sus relaciones diplomáticas dado que éstas generalmente son la consecuencia del reconocimiento. Pero lo que no se dice y es lo grave al querer sorprender a la opinión pública internacional, es que en la normalidad de las relaciones entre el Estado que reconoce (Perú en 1984) y el supuestamente Estado reconocido (República Saharaui hasta 1996 en que fue suspendida la vinculación diplomática), suelen producirse efectos constitutivos (acuerdos, normas y prácticas del derecho diplomático y otras consuetudinarias), los que por su ausencia siempre ha confirmado su inexistencia. Las relaciones mutuas o recíprocas debieron darse como consecuencia del efecto constitutivo que suele efectuarse entre Estados y nada de eso pasó porque la RASD no es un Estado. El suceso de ayer en Japón debe llevar al Perú más bien a reafirmar su tradicional apego al derecho internacional como han hecho últimamente Estados Unidos de América, Israel, España, Francia, Panamá y República Dominicana, es decir, reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental y otorgar el firme respaldo de Estado a la propuesta de Marruecos de la autonomía para el referido Sahara marroquí que ha sido considerada realista, seria y creíble por las Naciones Unidas y porque refleja la más inclusiva expresión de paz de Marruecos para con el pueblo saharaui, cuya inmensa mayoría en libertad asiente su conformidad con el reino de Mohamed VI y la minoría, queriéndola, se encuentra retenida contra su voluntad en los campamentos de Tinduf, en Argelia, en lo que constituye el mayor secuestro de un pueblo en el globo, a contra corriente de su libertad, y sobre el cual el Polisario quiere manipular a la referida opinión pública mundial, invocando para ellos descaradamente, el principio de libre autodeterminación de los pueblos.
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