La responsabilidad de la derecha
Si la derecha (o lo que se considera derecha en el Perú) sigue con sus profundas divisiones entre esa derecha cucufata y confesional, la mercantilista, economicista, boba y frívola, pues será muy difícil sacar a los delincuentes de la ultra izquierda que hay en el poder, hoy encima abocados a robar desvergonzadamente. Los progres y caviares tienen su juego apoyando sus causas y sobre todo sus billeteras; son parásitos por naturaleza y siempre se acomodarán al régimen de turno, los perjudicados somos y seremos la inmensa mayoría de peruanos que no gozamos de las prebendas que los gobiernos de turno les otorgan. Basta con ver en el portal de Transparencia del Estado para conocer cómo sus principales voceros cobran ingentes sumas de dinero del erario público con sus jugosas “consultorías”, dinero que sale de los bolsillos de los ciudadanos que pagamos -entre muchas cosas más- una de las gasolinas más caras de la región para subsidiar a esta gran y ominosa burocracia estatal y paraestatal.
Preocupa pensar que sacando a Castillo y Boluarte y con unas muy cuestionadas autoridades electores, el panorama no muestre una derecha con algún tipo de alternativa viable de gobierno. Primero, no se reconoce de derecha y luego cae en el perverso juego de la cucufatería religiosa que nada tiene que hacer en la política y en las provocaciones de la siempre poderosa progresía. La religión (y el suscrito es católico) debe estar alejada de los asuntos de Estado y gobierno. Preservar los valores conservadores de la familia sin exclusiones de ninguna naturaleza, la ley y el orden y el respeto irrestricto a la propiedad privada, así como a la libertad económica, deben ser los ejes de una nueva derecha moderna, valiente y sin complejos ni miedos, sino el panorama será oscuro y la izquierda, en cualquier formato, nuevamente será la gran beneficiada. Chile y Colombia y de pronto Brasil ratifican ello.
Felizmente no surtió efecto la intención de vacar al presidente de Ecuador Guillermo Lasso, quien sigue enfrentando la arremetida del poderoso movimiento indígena, aliado de la mayoría congresal izquierdista afín al expresidente -hoy en el exilio- Rafael Correa. Se impidió este despropósito gracias a la responsabilidad del partido socialdemócrata del también expresidente Rodrigo Borja y a los pocos votos de la misma agrupación de Lasso y del tradicional partido Social Cristiano. Y si bien los indígenas son una minoría, muy bien organizada a través del Conaie y del movimiento político Pachakutik, siempre constituyen una piedra en el zapato para cualquier gobierno que no ceda a sus pretensiones. Hasta el momento el exbanquero derechista parece haber capeado el temporal, pero no le será fácil gobernar en medio de tanta convulsión social interna y la arremetida roja en la región.
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