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La resurrección de los hijos de Dios

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Fecha Publicación: 09/11/2019 - 19:40
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Queridos hermanos estamos ante el domingo XXXII del tiempo ordinario. La primera lectura es del libro de los Macabeos, donde se nos presenta fidelidad a Dios de parte de siete jóvenes hermanos: “El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la ley. Uno de ellos habló en nombre de los demás: “¿Qué pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres”.

Es impresionante que la fidelidad a Dios los lleva a entregar su vida y el dolor de esa madre al ver torturar a sus hijos. “El rey y su corte se asombraron del valor con que los jóvenes despreciaban los tormentos. Y, cuando estaba a punto de morir el último de ellos, dijo: “Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la esperanza de que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida”.

Hermanos, estamos de camino a convertirnos en verdaderos hombres cristianos, es decir, hombres según el corazón de Dios. Este itinerario de conversión estará lleno de pruebas y dificultades, pero ¿cuál será nuestra recompensa?: la resurrección y la vida eterna. ¿Estamos dispuestos a morir por el evangelio? Les digo que no hay mayor alegría que dar nuestra vida incluso, por aquellos que nos hace el mal. Defendamos la ley natural de Dios, el cristianismo mismo, así como lo hicieron esos jóvenes.

Respondemos a esta lectura con el salmo 16: “Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor. Escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis pasos”. Hermanos, el camino que muestra Dios al hombre es para poseer la dignidad de ser hijos de Dios. Esta es la gracia que nos da a todos aquellos que tienen la disposición de convertirse. La segunda lectura es de la carta del apóstol Pablo a los Tesalonicenses: “Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas.

Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada. El Señor, que es fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno”. Dios nos invita a rezar para ser cristianos, pidamos la gracia de la conversión. El Evangelio de san Lucas nos plantea una pregunta sobre la ley escrita por Moisés sobre la posesión de una mujer como esposa en caso muera el hermano de un hombre para guardar su descendencia: “Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer” Jesús les dijo: “En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección”.

Dios nos ofrece hoy la resurrección, a través de la cual Dios nos da su naturaleza porque como dice el evangelio, los hombres cristianos tenemos un Dios no de muertos, sino de vivos. Que este espíritu habite dentro de nosotros y que la bendición de Señor Jesucristo esté con ustedes y sus familias.