La sonrisa de mamá

Corre el viento, apresurado, buscando alcanzar a como dé lugar a la única sonrisa que lo alimentará para llevar el mensaje de las buenas nuevas a campos de sembrío y de cosecha. Es que solo en estos campos se riega con lágrimas y sudor, pero mucho más con la luz de la sonrisa de mamá, es entonces cuando esos prados, mágicamente, trocan su suelo para que sobre él broten los buenos frutos, que son como espigas de las que se alimentan todas las aves, incluso las de rapiña, esas que buscan comerse los ojos de la propia madre; frutos que se inmolan y ofrendan su propio corazón a todos sus hijos incluso a los que heredan las costumbres de Judas.

Es que solo la sonrisa de mamá se transforma, con toda su belleza, en un velo de cascada que da posada a la única fuente de nuevas luces, las que al iluminarse la hacen para siempre. Es la sonrisa de mamá ese velo de cascada que llora como ella, que calla como ella, que sufre y sabe de sequías, velo de cascada que no tolera mundos desiguales, que saben levantarse como truenos ante tanta injusticia, que ruge en silencio tal como lo hace mamá, que siempre está de pie a pesar de la vida dura, velo de cascada o sonrisa eterna que siempre brilla a pesar de tanta oscuridad.

Y mamá, cargada de su sonrisa, viaja, lo hace como el viento, no se detiene, sigue su curso, traspasa montañas, valles, océanos, bosques, desiertos, solo hace un alto para curar y sanar los deformados y casi desaparecidos corazones de sus hijos, haciendo suyo incluso a cuanto hijo negado, abandonado, huérfano encuentre en su camino, al fin hijo suyo también. Mamá continúa su recorrido sin importarle los años, sin importarle las arrugas, las heridas y las cicatrices que cubren todo su cuerpo; continúa su camino porque ella está segura de cambiar esta inhumana humanidad.

Así es mamá, así va por la vida, buscando conservar su sonrisa, su eterna sonrisa. Ahí está mamá, incansable, inagotable, con ambas mejillas casi destrozadas de tanto ofrecerlas a los malos pagos de la vida; ahí está mamá siempre alcanzándonos la mano que muchas veces le hemos negado; ahí va mamá recorriendo como el viento todos los caminos y abriendo caminos para sus hijos; ahí va mamá enmudeciendo con su incomparable belleza a la propia luna, ahí va mamá, sonriendo, esperando que la vida y sus hijos la dejen sonreír, la dejen vivir y para ello solo necesitan un abrazo.

¡Te abrazo mamá! ¡Feliz Día!

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.