La supremacía parlamentaria: El ejemplo inglés
El precedente internacional que ha sentado la Corte Suprema británica referente a la suspensión del Parlamento -ni siquiera hablando de su disolución, como se viene haciendo acá- le cae como un mazazo en la cabeza al presidente accidental Vizcarra. Veamos algunos argumentos sentados por la máxima corte de Justicia del Reino Unido sobre este asunto.”La decisión (del primer ministro inglés Boris Johnson) de suspender el Parlamento es ilegal. Porque tuvo el efecto de impedir o de prevenir la capacidad del Parlamento de realizar sus funciones constitucionales sin justificación razonable (…). No hay duda que los tribunales tienen poder de supervisar y fijar los límites del poder para suspender el Parlamento, y las dos partes lo aceptan (…).
El límite del poder, en caso de suspender al Parlamento, está en que se quiera detener, sin justificación, su obligación constitucional de ejercer la soberanía parlamentaria.” Y la Corte Suprema del Reino Unido concluye, por unanimidad, que las “circunstancias excepcionales de suspensión –esgrimidas por el primer ministro Boris Johnson- tienen una prueba clara de que el motivo era silenciar al Parlamento, al verlo como un obstáculo para avanzar hacia sus objetivos políticos.”
La semejanza entre lo ocurrido en Inglaterra y lo que viene sucediendo en el Perú es ciertamente aplastante. Para las democracias contemporáneas –el Reino Unido sigue siendo referente universal, considerado incluso maestro, luz y guía para tales fines- el fallo de ayer de la Corte Suprema británica sienta jurisprudencia a nivel planetario. Los congresos elegidos por votación libre y universal en las naciones occidentales son la expresión directa e irrefutable de la voluntad popular, sumado al hecho que el Poder Legislativo, por disposición constitucional, es absolutamente soberano y sus funciones no deben ser ni coactadas, ni suplantadas, ni anuladas por otro poder del Estado.
Apostilla. Con un antecedente de semejante calibre los otrora enérgicos defensores de la democracia peruana en tiempo del fujimontesinismo -que viajaron por medio mundo en procura de apoyo “para derrocar al tirano”- deberían hacer lo propio con el golpista Vizcarra. A propósito, ¿por qué los Gorriti, García Sayán y demás oenegeistas no denuncian al presidente Vizcarra por manipular a los medios de prensa para comprar su línea periodística, enviciándolos con la droga del avisaje y volviéndolos adictos al vizcarrismo? ¿Acaso no están al tanto de que el Gobierno soborna a algunos dueños de medios con cientos de millones de soles anuales, extraídos del Fisco y factuados como publicidad?
Estos falsos héroes de la moral antes se rasgaban las vestiduras imputando al fujimontesinismo por este mismo delito, aunque con la diferencia que se perpetraba entregándole a los dueños de medios la plata en bolsones de plástico. Es más, ¿por qué estos mismos oenegeistas callan en siete idiomas ante la intervención y adulteración de las conversaciones telefónicas a políticos de oposición, grabaciones que acaban en poder de la mafia mediática comprada por el Gobierno convertidas en municiones para demoler a quien no comulgue con el pensamiento único impuesto por la progresía marxista que opera detrás del presidente accidental Martín Vizcarra?