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La suspensión del uso del biodiésel ha sido inútil

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Fecha Publicación: 05/09/2022 - 22:30
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En el Ministerio de Energía y Minas (Minem) tienen que saber entender las señales que se han tenido en el mercado del biodiésel (B100) que, desde el día 11 de marzo pasado, hasta el próximo día 7 de los corrientes, suspendió la obligatoriedad de su uso en mezcla al 5% con diésel. Los resultados obtenidos son más que suficientes para decidir no prorrogarla.

La razón de la medida fue el potencial desabastecimiento anunciado por Petroperú, el cual no se produjo, como tampoco ocurrió con sus competidores en la venta del combustible mencionado: Refinería La Pampilla SA, Valero Energy Perú SA, Exxon Mobil del Perú SA y Pluspetrol Perú Corporation SA.

Según las cifras oficiales del Sistema de Control de Órdenes de Pedido (SCOP) del Osinergmin, desde la fecha de suspensión de marzo pasado y sus prórrogas de abril y junio, no existen ventas diésel sin mezcla. Esto significa que entre el 11 de marzo y el 30 de junio se vendieron 716 mil barriles (MB) de B100.

Cabe la pregunta y ¿quién se benefició y quién se perjudicó con la reiterada suspensión? Para responder la interrogante hay que conocer el comportamiento del mercado.

Solo las empresas Petroperú y Pluspetrol han sido las únicas que han utilizado el B100 producido con aceite de palma, con la limitación que, para cumplir la norma técnica peruana, el producto de los palmicultores peruanos puede participar solo con el 20% del total del insumo.

Las dos empresas mencionadas abastecen el 40% del mercado nacional de diésel mezclado con B100 y en todo este tiempo han utilizado producto importado. Es decir que nuestros palmicultores dejaron de vender 57 MB, que les hubiese significado cerca de 14 millones dólares de ingresos. En conclusión, ganaron los vendedores internacionales y perdieron los productores peruanos de aceite de palma.

Queda clarísimo que no debe prorrogarse más la suspensión y más bien desde el Minem, Devida y Petroperú deberían preocuparse de estructurar un mecanismo para que, en condiciones de competencia, se cumpla el espíritu de la Ley de Promoción de Biocombustibles (Ley 28054), que era tener una cadena productiva local, que no solo sea creadora de empleo, sino que también contribuya al medioambiente y sea un cultivo alternativo a la hoja de coca.

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