La tarea del Congreso

El ministro Francke se quedó colgado de la brocha con su reforma tributaria de carácter soviético. El Congreso rechazó las facultades extraordinarias pedidas por el régimen Castillo y le dio otras, acotadas, para evitar que Francke imponga el credo cleptómano que practican los rojos como él, cuya huella la ha dejado sellada en blanco y negro a través de compulsivos artículos semanales plasmados en una revista local. Su meta es colaborar con el programa destructivo del Estado, basado en el comunismo, para eliminar el régimen de Economía Social de Mercado que manda nuestra Carta Magna. ¿El pretexto? “Redistribuir la riqueza”. Léase confiscarle a quienes tienen recursos, fruto de su esfuerzo y su trabajo, para engordar más al Fisco y permitirle al régimen marxista el dispendio de los impuestos que usted paga, amable lector, destinándolos fundamentalmente a consolidar a un gobierno mal (nacido en unas urnas manipuladas por un presidente del JNE, también comunista), cuyo objeto es instalarse en el poder y no dejarlo nunca más tal cual lo precisara el congresista Bermejo del partido oficialista.

Es evidente que este país requiere aggiornar su régimen tributario. Pero igualmente es explícito que la Constitución ordena que quien legisle en esa materia es el Congreso. ¡No el Ejecutivo! Aquello que el Parlamento delegue sus funciones es una claudicación intolerable por parte de quienes han sido elegidos precisamente para legislar. No cabe entonces transferir funciones bajo el simplista, pueril argumento de la carga de trabajo. Hombre, ¿de qué carga de trabajo hablamos en el Congreso, si ese trabajo constituye su razón de ser? Porque a cada parlamentario, amable lector, usted le paga su buen sueldo –cada uno de estos padres de la patria se lleva año por año al bolsillo cerca de S/350,000.00, entre remuneración, gratificaciones, gastos de instalación, etc.- para que legisle y, además, fiscalice al Ejecutivo.

Como señalara con propiedad el jurista Enrique Ghersi en declaraciones a EXPRESO, ”El Congreso debe hacer una reforma tributaria de verdad. ¿Por qué? Porque hay 80% de informalidad en el país. Los que pagan impuestos son los mismos cuatro gatos de toda la vida. ¡La cosa es ampliar la base tributaria! Para hacerlo, no se necesita subir los impuestos sino bajarlos (…) Lo único que quiere el Ejecutivo (Francke) es subirlos. Una estupidez. Nuestro sistema (tributario) es innecesariamente complejo. Tenemos un Impuesto Selectivo que grava la gasolina. ¡Y gravar la gasolina es gravar al pobre! Tenemos un impuesto a la Renta que es más alto que el de todos nuestros vecinos. Tenemos un IGV altísimo, 18%, en una economía 80% informal”.

Asimismo Ghersi dijo que “a partir del régimen Toledo aparecieron miles de normas que nadie cumple, pero que son un pretexto para la corrupción en todo el país”. Por eso, explicaba Ghersi, “El Parlamento necesita ordenar tanto los sistemas regulatorios como los permanentes problemas entre el gobierno nacional, los gobiernos regionales y los municipales.” Una lección sencilla pero contundente que el Congreso debe asumir inmediatamente, para empezar a limpiarse la cara y colocarse a la altura.

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