La tolerancia como elemento del desarrollo social

Con las usuales agresiones, faltas de respeto, ausencia de consideración y discriminaciones que percibimos en el ámbito público y/o privado, es fácil deducir que nuestras relaciones sociales en Perú adolecen de intolerancia. El surgimiento de la tolerancia puede ser encontrado al momento de remontarnos a la Antigua Grecia, cuando los sofistas (partícipes de la retórica) y, luego, Platón con sus Diálogos (circa s. IV a.C.) propugnaron la libertad de pensamiento como una de las virtudes de la república. Sin embargo, el concepto que hoy le damos a la tolerancia surge en el siglo XVII en la obra Carta sobre la tolerancia (Locke, 1689), con la idea de una sociedad “civil” que proteja la libertad de conciencia mediante un derecho esencial. En la Ilustración, Voltaire nos brindó el Tratado sobre la tolerancia (1763), en el cual nos indica que es una prerrogativa de la humanidad, dado que la persecución por ideas religiosas es una violación de los derechos básicos del ser humano.
Así, en el mundo moderno, la tolerancia empezó a consolidarse como uno de los ideales en el ámbito social, político y jurídico. Haciendo una toma legal de este término, la tolerancia debe ser entendida como el respeto y la aceptación de las diferencias. El jurista y filósofo austriaco Hans Kelsen, en su obra Teoría pura del derecho (1934), señala que la tolerancia jurídica es esencial para sostener el principio de igualdad, en la medida en que permite que las personas se sientan respetadas en sus diferencias, lo que facilita la coexistencia armónica en el marco del Estado de derecho. Es un derecho que permite a los individuos expresarse libremente, sin miedo a represalias, y es un deber que implica la obligación de no imponer las propias creencias o costumbres sobre los demás. Esto último es muy apreciado en sociedades con gran diversidad cultural.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU, 1948) se reconoce la tolerancia implícitamente en el artículo 18, cuando apreciamos el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión. Nuestra Constitución Política del Perú de 1993 reconoce el derecho a la igualdad y a no ser discriminado por motivos de religión, raza, sexo o cualquier otra condición, lo que destaca la importancia de la tolerancia para promover la cohesión y paz social (artículo 2).
José Francisco Miró Quesada Cantuarias, quien fue jurista, periodista y filósofo peruano, nos expresó que la tolerancia es un principio esencial para la vida en democracia, y que en una sociedad como la peruana, con una amplia diversidad cultural y étnica, el deber de tolerancia es un imperativo ético y debe materializarse como una herramienta jurídica necesaria para el desarrollo de todo el Perú. La tolerancia ha sido reconocida internacionalmente en la Declaración de Principios sobre la Tolerancia (UNESCO, 1995). En ella se establece que la tolerancia es la armonía de la diferencia, es un respeto a la diversidad de nuestras culturas, formas de expresión y maneras de ser. Recordemos lo que el doctor Ernesto Blume Fortini, expresidente del Tribunal Constitucional, nos indicó en el 2019: “solo se construye democracia si hay tolerancia, si hay diálogo alturado y respetuoso, si hay comprensión de la posición discrepante, si hay respeto a las mayorías y a las minorías, y si hay respeto a las competencias de las instituciones”. ¡No pueden imponerse las cosas!

Abogado, docente universitario, consultor legal

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