La tragedia de los comunes de ayer y hoy
Sobre sostenibilidad y aprovechamiento de recursos naturales sigue vigente la 'Tragedia de los Comunes'. Este fue un ensayo del biólogo y ecologista James Garrett Hardin (1915-2003) en su aún influyente ensayo de 1968.
Su título fue una metáfora que ha perdurado y se ha arraigado de manera profunda en los ámbitos académicos, y en su texto encontramos afirmaciones asombrosas, como la siguiente: “Esperar que el mundo actúe racionalmente, dado el estado actual de la contienda, es irracional en sí mismo”, plasmando su comprensión de un dilema que resuena como un eco en nuestra sociedad.
A modo de resumen, el ensayo ilustra de qué manera los recursos compartidos (llamados comunes), como pastizales, océanos y atmósfera, son aprovechados sin restricciones por individuos racionales que persiguen su propio interés.
En un principio, estas actividades pueden parecer beneficiosas para cada miembro, pero a medida que más personas se suman a su uso, los recursos se agotan y el bienestar común inicial, desaparece. Todo esto se basa en un pensamiento racional, pero erróneo: los recursos no son ilimitados en nuestro mundo.
Este aprovechamiento sin límites ni controles sigue siendo tan vigente hoy, pero ya lo tenemos enfocado y focalizado a las actividades informales y/o ilegales. Las formales ya tenemos interiorizada la responsabilidad, regulación, control, cumplimiento, reportes, registros y la ineluctable responsabilidad social de toda deseada inversión (STC 0001-2012-PI/TC).
Sin embargo, en una era de globalización, creciente población y cambios tecnológicos, la competencia por los recursos naturales se ha incrementado.
Veamos un tema actual y conocido por todos: el cambio climático. La atmósfera, una “común” en sí misma, ha sido saturada con gases de efecto invernadero por muchos años en nombre del desarrollo económico y nuestra dependencia de los combustibles fósiles sigue vigente.
Hoy nos estamos enfocando en empresas sostenibles y responsables en el tiempo, uso de energías limpias y quizás ilimitadas, como el H2V, a pesar de lo que se denominó la “contienda” que Garrett Hardin describía, donde el interés propio prevalece sobre el bienestar colectivo. No obstante, “esperar que el mundo actúe racionalmente, dado el estado actual de la contienda, es irracional en sí mismo”.
La vigencia de este ensayo radica en su capacidad para desentrañar la psicología humana y el choque entre los deseos individuales y el bienestar colectivo, cual texto de “La riqueza de las naciones” (Smith, 1776).
Tengamos presente los desafíos inherentes a la gestión de recursos comunes o compartidos en nuestro mundo interconectado, ya que los problemas que hoy tenemos afectan a todos.
(*) Abogado, docente universitario, consultor legal
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