La unidad de Perú frente a las amenazas externas
Por Víctor González y Coello de Portugal.
Perú se encuentra actualmente en una encrucijada, enfrentando amenazas externas que ponen en riesgo su estabilidad, su democracia y su futuro. El comunismo y el narcotráfico son dos de estas amenazas, y ambas requieren una respuesta firme y unida por parte del pueblo peruano.
Los gobiernos de extrema izquierda asentados en las naciones periféricas no pueden sellar su victoria en la región con un Perú libre. Estos regímenes, algunos conformados por reconocidos narcogobernantes, no pueden consolidar en el continente su modelo intervencionista y colectivista con un Perú próspero.
Los líderes y ciudadanos de Perú deben comprender que estas amenazas no solo les afectan a nivel individual, sino que ponen en peligro el tejido mismo de su sociedad y de la nación. Por eso, hoy debe haber unión en torno a los valores comunes recogidos en la Constitución de 1993, garante de más de 30 años de prosperidad, y deben trabajar juntos para afrontar los desafíos.
En primer lugar, el comunismo es una ideología que ha demostrado reiteradamente a lo largo de la historia su capacidad para destruir la libertad y la democracia y transformar sociedades prósperas en pobres y míseras. En segundo lugar, el narcotráfico es una actividad ilegal que genera violencia, corrupción y pobreza en muchas regiones.
El sur de Perú sufre especialmente estos dos males hoy unidos en las garras de la “brisa bolivariana”, dirigidos y financiados desde fuera. Es notorio que una parte de la guerra entre Evo Morales y Luis Arce se está desarrollando en territorio peruano. Rusia e Irán impulsan, por interés propio desde hace tiempo, la desestabilización de la región.
China necesita asegurar sus inversiones sin miramientos a otras restricciones democráticas o morales, consolidar su liderazgo y, si le salen los números, mandar un mensaje de atención a los Estados Unidos.
La unidad es esencial en esta lucha, ya que solo trabajando juntos se podrá desmantelar en lo perentorio las redes de narcotráfico y erradicar las injerencias externas. El Gobierno debería anunciar el tiempo que necesita para fortalecer las fuerzas de seguridad, las instituciones, especialmente las electorales, y ganar presencia en las comunidades más afectadas para poder enfrentar esta amenaza con eficacia. Es entonces cuando se podrá alcanzar, por fin, los requisitos para un proceso electoral pacífico, sin miedos, libre y transparente.
Resumiendo, hoy igual que ayer, el cartel del Foro de Sao Paulo, los líderes del grupo de Puebla y todos los narcos gobiernos de la región saben que sus regímenes totalitarios no prevalecerán si el Perú resiste. Por ello, como dijo una vez Winston Churchill: “No tenemos otra opción que estar juntos”. Solo unidos, como pueblo y como nación, se puede enfrentar las amenazas que acechan y construir un futuro más próspero y libre para Perú.
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