La verdad incómoda

El título no se refiere al cambio climático, sino a la aversión que se tiene a la verdad. El abogado defenderá una causa para ganar con la truculencia de la interpretación mañosa de la ley. Ganar lleva a muchos estropicios morales, como a los blindajes parlamentarios en un juego de favores que hacen del político un mercader.

No es suficiente con usar el escaño como puesto de mercado, también hay que pervertir el concepto de negociación. Si a quien escribe tocara ser padre de la patria, lo sería de convicciones, no de acuerdos o favores. De saque el parlamentario “niño” sería suspendido. Quien no es “draconiano” es cómplice y mentiroso.

Desde luego hay congresistas fariseos, esos que en tiempos de Jesús les importaba más el buenismo público que la caridad secreta. Muchos congresistas parten con su séquito a repartirle a los pobres con un buen camarógrafo en el staff. La magnanimidad y bondad genuinas nacen del supremo arte del secreto. Y ya que decimos de la verdad, muchos políticos mienten para ganar votos o se suben a carros que desprecian o engañan por populismo y esconden para no perder.  A ver si una afirmación razonable, pero impopular sale de sus bocas.

Miente el médico que la hace larga para cobrar más o el constructor que saca su ingreso escondido de la masilla, ladrillos o cemento demás, como en las adendas que tantos ministros, alcaldes y otros, sacan desde el “calculado mal cálculo” del expediente.

Miente el periodista “leal” a su empresa que, a su vez, es “leal” al Estado. Dispense Dios de mi negativa de trabajar alguna vez para algún medio estatal, aunque periodista no soy. Los laureles para los tallarines, como Luis Hernández; pero la mermelada solo para el pan. Miente el gran empresario que es solidario para la tribuna, pero que deja morir a quien lo requiere o al que despide sin más.

Miente el activista que disfraza de principios lo que no es más que una agenda. Miente el que se jacta de la lucha social, pero devora del hambre del pueblo, porque puede y porque solo el hambre crea socialismo y el socialismo nos quiere hambrientos y resentidos.

Miente el que hace de la memoria histórica secta y el que hace de la secta juicio y veto. La verdad no es solo una, pero el afecto por ella sí, y eso es lo que finalmente nos reúne.

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