La vice de Milei
La candidata a la vicepresidencia de Javier Milei, en las elecciones argentinas de octubre, es Victoria Villarruel (48), diputada y activista defensora de los derechos de las víctimas del terrorismo.
Ella es fundadora y presidenta de la asociación civil Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV) que, con escasos recursos, ha realizado un incansable trabajo para reivindicar a los miles de víctimas, civiles, militares y policías asesinados, mutilados, secuestrados y maltratados por los grupos terroristas y luego por los gobiernos, sobre todo peronistas, que los han revictimizado, denigrándolos e ignorándolos, mientras redimían, premiaban e indemnizaban a los miserables que intentaron implantar una corrupta y sanguinaria dictadura comunista, similar a la cubana, en Argentina.
En uno de sus libros, escrito junto con Carlos Manfroni, “Los otros muertos: Las víctimas civiles del terrorismo guerrillero de los 70”, Villarruel explica que “las víctimas del terrorismo en la Argentina quedaron olvidadas para la Historia” por obra de los políticos y toda la legión de oenegeros, cómplices del terrorismo y vividores, que aprovecharon para beneficiarse de la tergiversación de la historia que ellos perpetraron.
Los autores explican que “se tejió una estrategia jurídica encaminada a evitar que los crímenes cometidos por miembros de organizaciones como Montoneros, Ejército Revolucionario del Pueblo (…) y otras, fueran declaradas delitos de lesa humanidad; por tanto, pasaron a ser prescriptibles”. Esto fue “algo que inventaron con la clara intención de beneficiar a los amigos y aliados de la administración de los Kirchner en la Argentina, cuando no a algunos de sus propios miembros.”
Así, los terroristas resultaron jurídicamente impunes y se montaron sostenidas campañas comunicacionales para que aparecieran moralmente irreprochables. Es decir, se prescribió también “la perversión de sus actos en el juicio moral de la comunidad”.
Todo esto ocurrió básicamente por el abrupto final de la dictadura institucional de las Fuerzas Armadas argentinas, que después de la desastrosa derrota en la guerra de Las Malvinas, en 1982, terminó desalojada del poder al año siguiente en medio del desorden y el descalabro.
Así, los terroristas izquierdistas y sus secuaces, que fueron vencidos por los militares en la década de 1970, consiguieron falsificar la historia y, en algunos casos, incluso retornar y ocupar cargos públicos.
Como he explicado en otras ocasiones, esos procesos no terminan necesariamente de esa forma. Cuando hay transiciones ordenadas y controladas, ocurre de otra manera, como en Brasil 1985, Uruguay 1985, Chile 1990 y Perú 1980. Pero cuando el gobierno se derrumba, como en Argentina en 1983 o en Perú en 2000, las consecuencias son distintas.
Victoria Villarruel es hija de un comandante del Ejército Argentino que combatió al terrorismo en los 70 y peleó en las Malvinas, y nieta de un destacado almirante de la Armada Argentina. Si triunfa con Milei el próximo mes, de seguro contribuirá a modificar la adulterada versión oficial de la historia reciente de su país, manipulada por los terroristas y sus cómplices y herederos.
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