La victoria del combate de Iquique que poco o nada se relieva
Ayer, 21 de mayo, se cumplieron 145 años del Combate de Iquique, en que se produjo la extraordinaria proeza de Miguel Grau, y que le dio fama y gloria universales como el “Caballero de los Mares” y “El Peruano del Milenio”. En efecto, el emblemático monitor Huáscar bajo su mando, se enfrentó en esa fecha a la corbeta chilena Esmeralda, comandada por el capitán de fragata Arturo Prat, muerto en combate por el cocinero de nuestra nave, que le propinó un sartenazo en la cabeza, falleciendo en el acto. Hundimos a la Esmeralda y sus náufragos salvados gritaron “Viva el Perú generoso”. En ese momento el hijo de Paita ingresó en la galería de los grandes como Nelson en Trafalgar (1805), constituyendo su gesto de amor al prójimo, sin importar nada más que la vida humana, un hito para la novísima doctrina del derecho internacional humanitario. Por eso, con la aquiescencia de ustedes, estimados lectores, en oportunidad del discurso que pronuncié por el 191° aniversario de la creación de la Marina de Guerra del Perú y el 133° aniversario del Combate de Angamos, el 8 de octubre de 2012 –en la propia sede de la Comandancia General de la Marina de Guerra del Perú– luego reiterado en el 2022 con mi disertación en el acto solemne en el Centro Naval del Perú, organizado por el prestigioso Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú-, hago eco de los incansables esfuerzos de la histórica Asociación Nacional Pro Marina del Perú, para que Grau, por su gesto en Iquique, sea considerado mundialmente “Precursor del Derecho Internacional Humanitario”, porque respetó como nadie el valor de la vida humana en medio de un conflicto armado como el que vemos hoy entre Rusia y Ucrania o el que sucede entre Israel y el grupo miliciano terrorista Hamás que aun controla la Franja de Gaza, territorio palestino. El Congreso de la República lo hizo en marzo de 2023 y corresponde destacarlo, pues resultará mezquino hallarle defectos todo el tiempo. Grau, en una carta dirigida a Carmela Carvajal Vda. de Prat, en la idea de atenuar su dolor por la muerte del esposo, emitió una lisonja a la figura del valiente chileno abatido en acto de guerra, convertido en héroe de Chile por sus acciones en este combate. Grau y su proeza con montañas de humanidad deben ser difundidos como política de Estado y el ministerio de Educación debió, hace buen tiempo, darle la cobertura temática en modo de impacto en el currículo escolar que se merece, pero hasta ahora no se hace y la consecuencia es que en los colegios de patria esta fecha especial que nos dejó una victoria peruana durante la guerra de 1879, prácticamente ha pasado desapercibida. Solo los militares –en este caso los marinos lo hacen– pero como seguiré diciendo, no tiene ningún sentido que solamente quede en ese anillo de nuestra vida nacional, casi como la virtuosa actitud con que se ven al leerse las cartas entre gitanos. Esta es una tarea del Estado que sigue alejado de este asunto fundamental del país que debería destacar hasta las estrellas el alma nacional. Eso es imperdonable. En cuanto a nuestro frente externo, nuestras embajadas, representaciones permanentes y consulados deben abocarse en difundir que el referido salvamento de los marinos chilenos por obra de Grau, alcance el tamaño de legado planetario que merece, y para ello corresponderá que les llegue las instrucciones desde Lima, porque si las contaran, nuestras misiones son realmente muy efectivas y eficaces en su cumplimiento, y en este caso, ante la Cruz Roja Internacional, y ante la Organización de las Naciones Unidas, y por supuesto ante otros foros análogos en el globo.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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