La violencia digital
Entendida como un comportamiento dirigido a vulnerar las dimensiones básicas de la integridad personal (corporal, psicológica, moral y sexual), la violencia y sus diferentes manifestaciones han evolucionado de la mano con el progreso de la humanidad. En ese contexto, las nuevas tecnologías de la información (TI) se han convertido en el principal vehículo de difusión para los comportamientos violentos. Las redes sociales, en particular, facilitan este tipo de conocimiento, lo cual permite a su vez, y en tiempo real, la multiplicación de la noticia y que esta perdure en el tiempo.
“Violencia en línea” es el rótulo con el que se conoce a este nuevo fenómeno de utilizar los medios digitales (mensajería instantánea, redes sociales, aplicaciones de citas, videojuegos en línea, sitios de intercambios de contenidos, foros de discusión, etc.) para dar a conocer noticias relativas a ella. Conocida también como “ciberviolencia”, la violencia en línea comprende diversas formas de actuación como las amenazas, insultos, textos, fotografías e impresiones gráficas y sonoras. Algunas de estas actuaciones ya están tipificadas en la normatividad penal nacional, como es el caso del acoso, el chantaje sexual o la difusión de contenido sexual no consentido.
En países como Argentina o México ya se han planteado propuestas legislativas para sancionar la violencia digital, principalmente enfocada a la violencia de género, así como a la violencia digital laboral, escolar y mediática. En el caso de Argentina, la propuesta legislativa se conoce con el nombre de “Ley Belén”, y en el caso de México, concretamente en el estado de Yucatán, como “Ley Olimpia”. La denominación de estas normas es un reconocimiento a las víctimas de este tipo de violencia. La “Ley Belén”, por ejemplo, debe su denominación a una joven de 26 años que era agente de patrullas rurales y quien se suicidó en el año 2020 tras la difusión de material íntimo no consentido que dio lugar a extorsiones y amenazas de su expareja.
Si bien se ha reconocido la importancia de las nuevas tecnologías de la información para que las personas puedan ejercer su derecho de opinión y su libertad de expresión, aspectos que son considerados por diversas organizaciones como un avance para la humanidad, también hay que sopesar que se trata de espacios en los que se debe prestar atención a las violaciones de los derechos humanos. Como sucede en los entornos reales, se puede afectar el honor, la imagen, la intimidad, la integridad y la libertad personal. En otras palabras, se trata de “viejos” y conocidos comportamientos que ahora son difundidos a través de vehículos “nuevos”. Solo que mediante el uso de estos últimos no es tan sencillo identificar a los responsables y acreditar los hechos.
Uno de las manifestaciones actuales de la violencia digital es la “violencia mediática”, que parece haber sustituido al ejercicio de la libertad de expresión. ¿Podrá tener licencia para “destruir la vida, nombre y prestigio” de una persona cuando se trate de un personaje público? ¿O cuando el tema abordado es de interés nacional? El derecho debe dar respuestas diferentes ante estos nuevos escenarios que cada día parecen ser más lesivos y hasta desbordados.
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