Las cosas simples de la vida

En la simpleza del ser humano se encuentra la esencia de las personas y de las cosas. Cuanto más sencillo eres, más demuestras tu verdadera personalidad. No vives de las apariencias que forman a las personas y las alejan del contenido y de la espontaneidad. En nuestro país se vive mucho del “qué dirán”. Se muestra una imagen que no corresponde con el fin de agradar a los demás.
Sin ir muy lejos, una forma de conocer a las personas es observando dónde y cómo viven. Basta con ver su dormitorio, baño y cocina. A primera vista, esto puede parecer sin sentido, pero si lo analizas, te darás cuenta de que allí se refleja la esencia de la personalidad. Por ejemplo, el dormitorio es el lugar donde pasas ocho o más horas. Es tu espacio de descanso, donde te relajas, piensas, estudias, tienes tu computadora, libros, ropa. Es tu espacio de privacidad. Allí se nota si eres ordenado, meticuloso, si las cosas están limpias y en su sitio. Caso contrario, el desorden refleja hábitos que, inconscientemente, llevarás al hogar que formes con tu pareja. Se construye así un perfil de personalidad a partir de pequeños, pero significativos, detalles. Y sin querer, también los heredan los hijos y los hijos de tus hijos.
En cuanto al baño, puedes notar si la persona cierra la pasta de dientes, acomoda el cepillo, la toalla, el jabón, si la cortina o puerta de la ducha está bien colocada, si el piso está limpio, si el papel higiénico está en su lugar o si el tacho de basura está limpio. Es un espacio íntimo donde nadie aparenta. Incluso algunos hablan por teléfono allí, sin preocupación. Algunos tienen ciertos hábitos, otros no, pero todos esos comportamientos se trasladan a otros lugares, porque son parte del ser.
En la cocina también se refleja la personalidad. ¿Está limpia?, ¿los platos están lavados?, ¿hay orden?, ¿los secadores están en su sitio?, ¿la campana extractora y el microondas están sin grasa? Una mesa bien puesta, con cubiertos, servilletas, panera, salsas, sal, aceite. También es importante observar cómo se toman los alimentos, si se habla con la boca llena, si se sabe usar los cubiertos, qué tipo de conversación se sostiene. Incluso detalles como si hay un televisor en la cocina o si el tacho de basura es adecuado, nos dicen mucho.
Otro aspecto importante es la dinámica familiar: cómo se relacionan los padres, hermanos, incluso con las empleadas del hogar. ¿Hay respeto, diálogo, educación? Antes, en muchas casas no se hablaba en la mesa, solo se comía. Ahora se conversa, se comparte, hay más armonía.
Todos estos comportamientos reflejan la verdadera personalidad. En el hogar nadie puede fingir. Allí se ve si alguien es sencillo o si solo aparenta ante otros. Por eso, al elegir pareja, hay que fijarse más allá de lo físico. El sexo es parte de la relación, pero no lo es todo. Importa cómo fue su crianza, si es una persona violenta o no. La violencia destruye el amor. Cuando aparece, no hay segundas oportunidades. El amor debe ser paz, no sufrimiento. Porque la gente, por más que lo diga, no cambia.

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