Las estadísticas no mienten: la incapacidad de los gobiernos regionales en el manejo de su presupuesto
Por Fernando Nakaya Vargas Machuca
Resulta innegable que a lo largo de los años la centralización en la capital de la gran mayoría de actividades económicas, comerciales y decisiones del Estado, ha ocasionado un crecimiento descontrolado de la población y de los servicios básicos que ésta requiere; siendo además, por mucho tiempo un obstáculo para el desarrollo y atención de las otras regiones de nuestro territorio.
Así pues, desde hace poco menos de 20 años se dispuso la implementación de las regiones, las mismas que se desarrollarían, inicialmente y de “manera temporal” sobre las demarcaciones territoriales de lo que antes se denominaban “departamentos”.
Así, se dejaba en manos de los gobiernos regionales (GORE) la dirección y administración económica dentro de su jurisdicción, la misma que debía ejercerse en el marco de las políticas nacionales y sectoriales que establece el gobierno central.
Se estableció como objetivo principal de los GORE que impulsen el desarrollo integral del territorio bajo su jurisdicción, atendiendo las necesidades mediante la contratación de bienes, servicios y ejecución de obras que generen mejores condiciones económicas, culturales, sanitarias, sociales, entre otras, para el beneficio de la población, para lo cual la promoción e impulso de la inversión pública y privada, y la correcta administración y ejecución de los recursos de la región, constituyen un factor esencial para el éxito de la gestión pública regional a cargo de los GORE.
En este escenario, en donde se encuentran delimitadas las competencias de los GORE dentro del impulso de la descentralización y estando a su cargo el proponer y ejecutar el presupuesto de la región para el cumplimiento de sus metas, se podría asumir que se brindaba el marco y condiciones propicias para que las regiones se desarrollen y crezcan de manera autónoma, y de ese modo, reduzcan las brechas existentes entre la capital y las demás ciudades del país.
Se ponía en manos de los GORE y de las autoridades que la población elija para dirigirlas, las herramientas necesarias para que cuenten con mejores condiciones y oportunidades para su desarrollo, pues, al circunscribirse el trabajo y responsabilidad de los GORE a un territorio y población específica -con características y necesidades particulares- su atención se presumía sería más eficaz.
Sin embargo, existen ciertos factores como las estadísticas y la realidad que han demostrado que esa presunción optimista se encuentra, lamentablemente, totalmente alejada de la realidad, y es que a través de estos años desde que se crearon los GORE (noviembre del 2002), se ha demostrado una insuficiente, por decir lo menos, capacidad de manejo del presupuesto con el que cuentan anualmente, para el desarrollo de sus funciones y cumplimiento de sus objetivos, de tal forma que podemos apreciar de la información proporcionada por el Ministerio de Economía y Finanzas, que al mes de diciembre de este año, considerando en conjunto los 26 gobiernos regionales, estos solo han ejecutado el 75.6% de su presupuesto anual, teniendo casos como por ejemplo la Región Ayacucho que no supera el 55% de avance de ejecución de su presupuesto, y solo dos casos, correspondientes a la Región Loreto y Región Ucayali en donde el porcentaje de avance de ejecución presupuestal supera el 90%, siendo el caso de la Región Ucayali, en donde existen investigaciones por supuestas contrataciones direccionadas y sobrevaloraciones.
Asimismo, se puede apreciar que los GORE presentan de manera consecutiva porcentajes negativos de inversión durante los últimos cuatro meses del año, siendo estos del – 12%, - 22%, - 21% y – 3% que ha dado lugar a que haya S/ 11,465 millones por ejecutar por parte de los GORE.
Estas cifras demuestran que ninguno de los GORE ha llegado a acercarse al 100% de ejecución de su presupuesto y que casi terminando el año, hay casi un 25% del presupuesto no ejecutado, lo cual nos pone ante dos hipótesis: la primera; que no existe la necesidad de ejecutar proyectos en las regiones, como por ejemplo en: transporte, educación, salud, industria, tecnología, comunicaciones, etc., lo cual evidentemente no es el caso, o la segunda; que estamos ante una total incapacidad de los GORE de ejecutar e invertir eficientemente los recursos con los que cuentan.
Esa así que resulta inconcebible que en un país como el nuestro donde las necesidades de infraestructura, capacitación, tecnología, bienes y servicios son a todas luces una necesidad pública y social, los GORE no alcancen ni siquiera en su conjunto un 90% de empleo del presupuesto con el que cuentan para implementar las acciones que satisfagan dichas necesidades.
Es cierto que todo proceso lleva un periodo de adecuación y también una etapa de aprendizaje en donde se va acumulando experiencia; sin embargo, esto no resulta aplicable a la implementación de las regiones, pues no se ha creado un sistema de organización nuevo, sino más bien se ha establecido a través de los GORE, la descentralización del manejo de las decisiones y políticas públicas, con la finalidad de lograr una más eficiente gestión de éstas, para lo cual se requería contar con gestores con capacidad para que funcione adecuadamente y, sobre todo, que tengan como horizonte el correcto ejercicio de su función en beneficio de la región, la población y el país, gestores identificados con su región y sus necesidades, con vocación de servicio que conozcan el manejo del Estado y sus normas.
Es necesario para la conducción adecuada de un GORE que se cuente con personas con capacidad de gerenciar eficientemente el presupuesto con el que cuentan y que conozcan la realidad y problemática de su región, para lo cual también se debe, cuando corresponda, separar el aspecto técnico del aspecto político, con el fin de que este último no se convierta en una barrera para la mejor toma de decisiones para el desarrollo de la región.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.