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Las falsarias revoluciones comunistas

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Fecha Publicación: 13/07/2021 - 00:00
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Después de 62 años de asesinatos –primero en el infame “paredón”, luego en cárceles y en otros centros de reclutamiento y tortura- y aparte de perseguir y martirizar a todo aquel que discrepe del gobierno comunista; luego de mantener una férrea campaña de adoctrinamiento marxista; además de exterminar todas las libertades individuales y grupales; encima del violar todos los derechos universales de la persona; después de esto y mucho más ejecutado a nombre de la revolución popular, los once millones de seres humanos que sobreviven en Cuba siguen haciéndolo en la miseria más absoluta y soportando un grosero atraso tecnológico. Resisten, asimismo, infinidad de penurias. Como recibir raciones diarias de arroz con frijoles que “dona” el Estado a quienes no estén reportados por una red de espionaje que informa al gobierno cualquier hecho sospechoso que distingan entre los vecinos de las vetustas viviendas que supervisan por orden del partido comunista.
Esta es la verdad de la tan idealizada revolución castrista que Fidel incrustara en Cuba en 1960, y que el aparato comunista no tiene fecha prevista para devolverle al pueblo cubano el poder de decisión sobre su futuro. Una impronta signada por el asesinato de cientos de miles de cubanos que optaron por la libertad. Gente que rechazó someterse a una partida de aventureros que, en vez de mejorarle la calidad de vida y asegurarles una subsistencia digna a los cubanos –en nombre de quienes iniciaran esta cruenta revolución-, se dedicó a esclavizarlos bajo un régimen tiránico, adonde muere y/o es torturado quien levante la voz enfrentándose al jerarca; o acaba cual preso vitalicio en alguna pocilga gestionada por el castrismo. Réplica tropical de la revolución soviética, que produjo la muerte de cien millones de rusos. Por cierto, en el mismo camino anda Venezuela, que lleva 23 años sojuzgando a su ciudadanía.
Sin embargo, occidente ha fracasado sistemáticamente en su intento por viralizar esta realidad para que los pueblos todavía libres -como el nuestro- entiendan la mentira del “mito buenista” que esconden las revoluciones socialistas. Por otra parte, la izquierda mundial ha demostrado ser la peor enemiga de aquellas sociedades a las que somete ofreciéndoles prosperar si apoyan sus propuestas revolucionarias. Ideas que ofrecen la ilusión de mejorarle la calidad de vida a la gente más necesitada, sabiendo que es falso. Lo comprueba la historia mundial; desde la revolución soviética de 1917. Ocurrió en Rusia, Europa Oriental; Corea del Norte y Latinoamérica. Desafortunadamente, la democracia occidental no supo poner en valor el extremo al que el comunismo engañó a los pueblos ruso, cubano, venezolano, nicaraguense, norcoreano, etc. Y semejante yerro facilita que izquierda global siga engañando con la trampa de unas revoluciones supuestamente orientadas a mejorar la calidad de vida del ciudadano.
Ciertamente los peruanos demócratas hemos errado permitiendo que los izquierdistas sigan estafando al pueblo. Como hace hoy el partido comunista Perú Libre, intentando instalarse para gobernar sin que el JNE aclare múltiples denuncias de fraude electoral, y tan sólo blandiendo el refrito que “los pobres serán ricos y los ricos serán pobres”.

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