Las leyes deben lograr que ser corrupto sea difícil

Desgraciadamente, los legisladores peruanos no toman en cuenta que la manera más eficiente de combatir la corrupción es lograr que ser corrupto sea difícil, y no fácil como lo es actualmente en el Perú. Las normas que dificultan la corrupción son aquellas que son realistas, fáciles de cumplir y que logran el fin para el que fueron dictadas, es decir, son eficientes.
Con normas eficientes se logra sancionar a los corruptos con mayor facilidad. Además, al analizarse adecuadamente, se consigue que dichas normas sean claras y sencillas de cumplir. Para ilustrar lo anterior, recordemos lo ocurrido con la norma que regulaba el uso de lunas polarizadas en los vehículos.
La falta de claridad y la dificultad para demostrar el cumplimiento del Decreto Supremo N.º 004-2019, que hacía obligatorio obtener una autorización de la Policía Nacional del Perú para utilizar lunas polarizadas del 65 % o del 5 %, ocasionó serios problemas. Determinar qué tipo de lunas estaban permitidas implicaba trámites complicados y una espera de semanas para obtener la autorización solicitada, así como para renovarla cada dos años, como exigía la norma.
Estas gestiones complejas dieron lugar a la aparición de tramitadores que, por aproximadamente S/ 1,500, conseguían renovar el permiso sin necesidad de realizar los trámites legales. Todo esto cambió cuando se modificó el Decreto Supremo N.º 004-2019-IN, estableciendo que la renovación del permiso solo sería necesaria cuando el vehículo cambiara de propietario. Esta modificación acabó con los tramitadores y, en consecuencia, con la corrupción que habían fomentado.
En la Hong Kong bajo administración británica, la lucha contra la corrupción tuvo éxito porque, además de castigar a los corruptos, se analizaba la normativa vigente para identificar aquellas disposiciones que generaban corrupción —como ocurrió con el decreto supremo ya mencionado— y se procedía a derogarlas o perfeccionarlas.
En el Perú, hemos detectado corrupción en las normas que regulan el sector construcción, especialmente en aquellas que establecen los contratos del Estado para la ejecución de obras, tanto materiales como inmateriales. Sin embargo, el Congreso se ha limitado a crear comisiones cuyo único objetivo es sancionar a los corruptos. Hasta el momento, no ha constituido una comisión que analice la normativa en busca de disposiciones que hayan facilitado o promovido prácticas deshonestas.
La experiencia de Hong Kong demuestra que una estrategia efectiva para combatir la corrupción no solo consiste en castigar al corrupto, sino también en identificar y reformar las normas que hacen posible el acto corrupto. Si en ese país se logró desalentar la corrupción haciendo que fuera difícil ser corrupto, cabe preguntarse: ¿acaso en el Perú se está alentando la corrupción?
No creo que se fomente de forma intencional, pero sí resulta evidente que no se desalienta de manera efectiva. Para ello, es necesario un estudio profundo de las normas existentes, a fin de identificar y modificar o derogar aquellas que facilitan la corrupción. Solo así lograremos un marco legal que no solo sancione, sino que también prevenga.

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