Las maniobras del “doctor chantada”
En los 80, el inolvidable humorista Alex Valle caracterizaba en ‘Risas y Salsa’ al poderoso “doctor Chantada”, un personaje de ficción que con sólo una llamada conseguía “todo” para sus recomendados en la administración pública.
En las últimas semanas la prensa viene haciendo denuncias sobre funcionarios que, sin tener las credenciales, ni cumplir los requisitos, han sido nombrados en importantes cargos en las empresas estatales.
Lamentablemente, en cien días, se ha retrocedido todo lo avanzado en años. El Estado ha vuelto a ser la insaciable agencia de empleos del gobierno, que ha permitido que los más calificados ineptos, apadrinados por algún “doctor Chantada”, lleguen a ocupar los cargos más importantes en los organismos públicos.
La privatización de las empresas públicas deficitarias en los 90, redujo significativamente el tamaño del aparato estatal. Ahora la interferencia del gobierno tira abajo el trabajo desarrollado por SERVIR para impulsar reformas y procesos que, respetando la meritocracia, mejoraran el servicio del Estado al ciudadano, captando personal calificado, a los que remuneró mejor y que ascendían en función a su capacidad.
¡Todo cambió! El gobierno para elegir a sus funcionarios, especialmente a sus ministros, parece establecer relaciones de “choque y fuga”. Satisfecha su necesidad, termina el vínculo, pero se queda con el logro obtenido. Así pudo conseguir el reconocimiento de un nuevo sindicato de maestros, descabezó a los oficiales más importantes de las fuerzas armadas, blindó a sus amigos ante la persecución. Ahora va tras la prórroga de las concesiones del transporte y pretende seguir santificando a la subversión en los textos escolares.
La prepotencia y el cinismo viene siendo el común denominador, especialmente en la denunciada injerencia en los ascensos y pase al retiro de los oficiales. Los comandantes generales del ejército y la fuerza aérea fueron cesados en sus cargos por negarse a aceptar las “sugerencias”. En la Cancillería ocurre algo similar, los mejores diplomáticos son relegados. No siempre ascienden los que tienen las mejores calificaciones en aptitud y desempeño. Si no son recomendados por algún “doctor Chantada”, las notas que reciben en aspectos de menor relevancia, son tan bajas que frustran el ascenso.
¿Hubo siempre injerencia del poder político? Sí, sin duda. Pero nunca en esta magnitud y con tanta arbitrariedad.
El “tarjetazo” que el candidato criticó en su campaña, ha sido reemplazado por el “huaracazo”, que descabeza sin escrúpulos a funcionarios de carrera para ofrecer empleo a paisanos y amigos. Ni el señor Julio Velarde se salva de “faltosos” comentarios que, ninguneando su trabajo en el BCRP, lo invitan a irse.
¿Qué ha cambiado para mostrarnos indiferentes e insensibles ante el abuso, la intolerancia, la mediocridad y la plaga de corruptos que están invadiendo la administración pública? ¡Nosotros hemos cambiado!
¡DESPIERTA PERÚ!
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