Las mezquindades del Poder Ejecutivo
Tras la presión del diario EXPRESO y sus columnistas a través de las redes sociales, no le quedó otra alternativa a la presidente Boluarte y al presidente del Consejo de Ministros que declarar, a través del Decreto Supremo No. 113-2023-PCM, duelo nacional el 6 de octubre último, “con motivo del deceso del señor Luis Alejandro Giampietri Rojas, exvicepresidente de la República” -el entrecomillado es literal- no es error es ignorancia pura.
El dispositivo legal publicado en la edición extraordinaria del diario oficial El Peruano se publicó entre gallos y medianoche el 5 de octubre, luego de más de 24 horas de fallecido el insigne marino, catalogado como héroe en la operación Chavín de Huántar.
Tanto la presidente Boluarte, el titular de la PCM y el granel de asesores parece que desconocen que existe la Ley No. 28359 (Ley de situación militar de los oficiales de las Fuerzas Armadas) que señala en el artículo noveno el “carácter vitalicio del grado militar”, donde dice: “El grado militar conferido a los oficiales de las Instituciones Armadas tiene carácter vitalicio” y se agrega que: “únicamente puede ser retirado por sentencia judicial consentida y ejecutoriada”.
Además, existe el Ceremonial Terrestre y Protocolo Militar para las FF.AA. y PNP, capítulo IV, referido a los Honores Fúnebres (Artículos 67 al 71) y el Decreto Supremo No. 096-2005-RE, sobre Ceremonial del Estado.
El almirante Giampietri fue vicepresidente de la República, en el segundo gobierno de Alan García, congresista y regidor de la Municipalidad Metropolitana de Lima.
Además fue uno de los 72 rehenes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) durante la toma de la residencia del embajador japonés en 1996 y artífice en la exitosa operación Chavín de Huántar, que consiguió el rescate de todos los retenidos, por eso se le considera héroe.
A cuatro días del aniversario del Combate de Angamos, el 4 de octubre último el almirante Giampietri entró en la quietud eterna que es el paso al más allá, el camino sin retorno…
Así como con el sacrificio del almirante Miguel Grau, concluyó la vida de uno de los más ilustres peruanos de todos los tiempos. Todos los hechos de su vida estuvieron marcados por una conducta ejemplar y su grandeza no solo estriba en el comportamiento heroico que mostró en las ocasiones en la que tuvo que defender a su Patria, sino en la forma en que supo sobreponerse a las dificultades que el destino le puso en su camino.
Como dijera el historiador Jorge Basadre: “Miguel Grau Seminario fue un hombre comprometido con su tiempo, con su país y sus valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendió el orden constitucional y fue enemigo de las dictaduras. El héroe de Angamos siempre estuvo en la línea de afirmación de las normas morales y las tradiciones de la república. Honrado en el camarote y en la torre de mando, lo es también en el salón y en el hogar”, el almirante Giampietri es un ejemplo de un marino a carta cabal, de un patriota y de un defensor de la democracia.
Sin embargo, las mezquindades de algunos no pueden apagar la antorcha viva del héroe Luis Giampietri, que su ejemplo guíe a los peruanos de buena voluntad y nuestra gratitud eterna y un clavel rojo lanzado al mar de La Punta donde siempre residió, Bravo-Zulu.
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