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Las “provinci”

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Fecha Publicación: 07/02/2023 - 22:35
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Las “provinci” romanas eran los territorios conquistados y sometidos por el imperio de los Césares. De ahí la etimología de provincias. Con los siglos perduró la palabra para llamar a los territorios en los que se dividía un Estado. Sin embargo, en el caso del Perú, como en el de otros países subdesarrollados o en vías de desarrollo, las provincias son, en verdad, “provinci”, es decir territorios política y legalmente integrados al país, pero en la realidad sometidos por el centralismo. Comparar Lima con Apurímac, por ejemplo, es como comparar un país del primer mundo con uno del cuarto. Y eso que aún dentro de Lima, hay zonas de la periferia urbana que también tienen un estatus de “provinci”. No se trata de diferencias, sino de abismos de desigualdad, del drama de un país partido que va languideciendo con su postración y en el que cada logro social y económico, cuando los tiene, no logra romper una inercia que parece inacabable.

Sabemos cómo navegan los pequepeques de los ríos de la Amazonía transportando a los lugareños de caserío en caserío; cómo luce el pelo amarillo de los niños que sufren desnutrición; cómo se apilan sin luz y sin agua las cabañas de tantos pueblitos desperdigados por la Cordillera; cómo se ven semivacías las aulas unidocentes con sus alumnos, la mayoría sin desayunar que nunca preguntan nada; cómo se dan los embarazos adolescentes, las muertes infantiles, la anemia, el analfabetismo que ya no debería existir, la violencia contra la mujer, los males sociales endémicos que se vuelven epidémicos sin que nadie lo note, el duro hábitat, el sordo cielo… a qué seguir: es la inequidad, la injusticia social, la centralización de décadas con sus funestas consecuencias.

El diagnóstico está hecho y la tarea proyectada, pero el lastre es tan grande que no logramos removerlo. La democracia representativa no ha podido hacerlo, pese a que es, sin duda, el mejor sistema de gobierno. ¿Qué ha fallado? Como la democracia no está en duda, nos queda su característica de representativa. ¿De quiénes? ¿Cómo? ¿A través de qué procesos y convocatorias ciudadanas?

La Academia democrática mundial discute en las universidades -laboratorios del futuro- si la democracia para ser tal debe cambiar su característica esencial de representativa por la de participativa para cubrir los vacíos que la representatividad deja. Diseñar esa participación ciudadana observando las mejores experiencias podría ser el reto por delante, la gran reforma política que los países, especialmente, los que están en vías de desarrollo deberán hacer en una carrera contra el tiempo y la desesperanza.

Porque como, paradójicamente, ha escrito el anarquista individualista Jorge Luis Borges en su Evangelio Apócrifo:

No basta ser el último para ser alguna vez el primero.

Jorge.alania@gmail.com