Las raíces de la fe

No se encuentran fuera de nosotros, es una conexión que nace, se siente desde adentro hacia el mundo exterior, no tiene que ver con la lógica ni el razonamiento, lo podríamos graficar como un sentimiento mágico que nos hace cambiar las cosas en un sentido de credibilidad por las cosas que sentimos y que nos gratifica emocional y en forma espiritual.

Este sentimiento lo podemos graficar de muchas maneras, la relación con Dios, no lo podemos ver pero sí sentir que está presente en los acontecimientos humanos, que es distinto a las religiones que son creadas por los seres humanos a sus intereses. Asimismo, el amor, que es un sentimiento profundo que no tiene lógica, el ser humano se enamora de su pareja porque tiene fe en su relación, construyen su vida con base en los sentimientos de lealtad, tolerancia, comprensión, afecto, cariño, sin ninguna clase de interés, solamente sentirse amalgamados por la fidelidad de ambos.

A modo de ilustración con el tema que nos ocupa es importante tener presente las palabras del Papa Francisco que a la letra dice “No es necesario creer en Dios para ser una buena persona. En cierta forma, la idea tradicional de Dios no está actualizada. Uno puede ser espiritual pero no religioso. No es necesario ir a la iglesia y dar dinero. Para muchos, la naturaleza puede ser una iglesia. Algunas de las mejores personas en la historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre”.

Esta concepción del Papa Francisco la comparto y quizás muchos de ustedes los lectores, lo que sucede que a través de las religiones se ha creado en el ser humano muchos sentimientos de culpa que condicionan el comportamiento de las personas. Las religiones sostienen que si no te sometes a lo que ellas profesan están cometiendo pecado. Situación totalmente absurda, ya que el concepto de pecado debe ser validado como error humano y en el fondo de nuestros corazones debemos buscar la verdad para sentirte libre y encuentres la riqueza espiritual mediante la fe.

Los seres humanos nos desarrollamos mediante la fe en todo orden de cosas, es nuestro motor espiritual para alcanzar nuestros objetivos. Si bien es cierto que existen personas de poca fe, porque en su vida no se les ha instalado seguridad que lo que se proponen lo van a lograr, todo lo contrario han sido limitados en su evolución de niño a adulto. Este aspecto hay que romperlo, enseñándole que tienen otras cualidades para adaptarse a los nuevos retos que tienen que confrontar en la vida, conociéndose a sí mismos, posteriormente a los demás, a fin que adquieran seguridad y fe de lo que están haciendo para bien de ellos y los demás.

Como nos podemos explicar el comportamiento de algunas personas que son discapacitadas, sin embargo tienen una capacidad de ser asertivos, otros que han convivido en las calles sin saber quiénes son sus padres y han llegado a ser personas importantes. La respuesta está en su interior, a pesar de sus limitaciones, la vida no les jugó bien, existió y existe una luz en su fuero interno que les dice serás y eres importante todo depende de ti y alcanzarás la libertad de pensamiento y espiritualidad.