ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Las razones del feminicidio

Imagen
Fecha Publicación: 02/06/2021 - 20:00
Escucha esta nota

¿Cómo se puede conducir el destino de una nación cuando no se tiene ni idea de las causas de sus problemas? Es una de las interrogantes que nos hemos formulado por estos días. Al respecto, quedará para la anécdota lo dicho por uno de los candidatos a la presidencia de la República de nuestro país: “El feminicidio es producto de la ociosidad que genera el mismo Estado”. Aunque 48 horas después haya intentado componer el desaguisado, el desconocimiento es manifiesto. Parece que pasó por alto que el feminicidio, como una de las muestras más extremas de la violencia contra las mujeres por su condición de tales, no solo es un problema nacional, sino también global.
Una de sus principales causas es el posicionamiento femenino, que permite a la mujer ocupar espacios privados y públicos de trascendencia, lo cual genera una reacción violenta e injustificada de quienes consideran que debe tener un rol sumiso y limitado. Este problema tiene mayor dimensión en sociedades patriarcales en las que históricamente la mujer es menospreciada o cosificada, siendo un factor que activa o incrementa la violencia, el consumo de alcohol o drogas, las celopatías, los niveles de estrés producidos por desempleo o pérdidas o frustraciones en la actividad económica de los agresores. Afirmar que “la ociosidad es la causa del feminicidio” es una frase infeliz: con ella se pretende explicar que estos actos de agresión contra las mujeres se producen “por distracción” o “para ocupar el tiempo”.
Según un estudio del Ministerio de la Mujer, entre los meses de marzo y setiembre de 2020 se registraron sesenta casos de feminicidio y ciento veintinueve en grado de tentativa. A estas cifras deben anexarse otras formas de violencia como las lesiones, las violaciones sexuales, el acoso, los tocamientos indebidos y la violencia económica. Sin embargo, la respuesta punitiva con penas elevadas para este delito y otros de la misma familia no han logrado producir el efecto esperado, preventivo o disuasivo. Las medidas de protección tampoco han cumplido su función. Por estas razones es imperativo revisar las políticas adoptadas por el Estado para erradicar todas estas formas de violencia, pues no resultan suficientes ni efectivas. Hubiera sido importante que en el reciente debate dominical se hubiera tratado este punto.
Las cifras de feminicidios se siguen incrementando a diario. Definitivamente, asumir con seriedad este problema pasa por una campaña de tolerancia y respeto por el otro en los centros de formación. Urge una capacitación docente genuinamente comprometida con estos valores. También es importante prestar atención al cuidado de la salud mental, aspecto en el que la orientación y tratamiento terapéutico que deben recibir los agresores y las víctimas para reincorporarse a su vida social resulta esencial.
Más allá de nuestra posición sobre el rol de la mujer y la reivindicación de sus derechos, no puede aceptarse, minimizarse ni justificarse ningún tipo de violencia contra ella. Tampoco los mensajes extraviados. El respeto a la vida, integridad, libertad y otros valores de una persona no se justifica por la edad, sexo, orientación sexual u origen, sino por su condición de ser humano dotado de dignidad.

Para más información, adquiere nuestra versión impresa o suscríbete a nuestra versión digital AQUÍ.

Puedes encontrar más contenido como este siguiéndonos en nuestras redes sociales de Facebook, Twitter Instagram.