Las trampas de la pobreza y del ingreso medio
La persistencia de la pobreza y el estancamiento económico en países de ingreso medio, como el Perú, representan dos fenómenos interrelacionados que desafían las propuestas de política fiscal tradicional para lograr el desarrollo económico.
En esta entrega analizamos estos problemas desde una perspectiva estructural, utilizando una extensión dual del modelo de crecimiento de Solow-Swan, aunada al enfoque experimental de Banerjee y Duflo.
Usando este enfoque es posible caracterizar la economía peruana por medio de dos funciones de producción sectoriales que representen la heterogeneidad estructural de nuestra economía, donde coexisten un sector moderno, intensivo en capital, con un sector tradicional, intensivo en mano de obra. La baja productividad del sector tradicional genera una dinámica de bajo crecimiento del conjunto de la economía, atrapando, simultáneamente, a los hogares pobres y a los más prósperos en equilibrios subóptimos. Esta dicotomía explica la trampa en la que caen los países de ingreso medio como el nuestro.
Trampa de la pobreza
Según Banerjee y Duflo, la trampa de la pobreza es una situación en la que un individuo o un sector de la población no produce lo suficiente (baja productividad) como para generar un ahorro que le permita invertir y aumentar su capital de manera autosostenida. Como consecuencia, la situación de pobreza persiste.
La situación contraria se da cuando un sector produce lo suficiente para generar ahorro, lo que le permite invertir y aumentar su capital en forma sostenida.
La Figura 1 grafica los ingresos de un año como función de los ingresos del año anterior. Por ello, la línea diagonal representa los casos en los que los ingresos de hoy son iguales a los de ayer. Para los muy pobres, que se encuentran en la zona de la trampa de la pobreza, los ingresos futuros son inferiores a los actuales y, por ello, la curva en forma de “S” (que representa el recorrido de los niveles de ingreso a lo largo del tiempo) está por debajo de la línea diagonal.
Esto significa que, con el tiempo, quienes se encuentran en esta zona se vuelven cada vez más pobres y, eventualmente, terminarán atrapados en la pobreza en el punto EQB. En cambio, quienes comienzan fuera de la zona de la trampa de la pobreza ven cómo los ingresos de hoy superan a los de ayer y, por ello, se vuelven cada vez más prósperos, encontrando eventualmente un equilibrio en el punto EQA.
Trampa del ingreso medio
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la trampa de los países de ingreso medio se define como la situación económica de un país que, después de un periodo de rápido crecimiento, se estanca en un nivel de ingresos medio y no logra converger a los niveles de las economías avanzadas.
En esta situación, la productividad se desacelera, las economías dejan de innovar y los sistemas educativos no evolucionan al ritmo que exige la competencia global. A esto se suma una alta desigualdad que debilita la cohesión social, junto con instituciones frágiles que erosionan la confianza y la eficacia del Estado.
En este escenario, los países crecen, pero no se transforman. Exportan materias primas, pero no tecnología. Amplían el consumo, pero no la inclusión. Y aunque sus cifras macroeconómicas puedan parecer estables, el progreso se vuelve superficial y vulnerable.
Interrelación entre ambas trampas
En países de ingreso medio, la persistencia de la pobreza extrema y la desigualdad limita la expansión de los mercados internos, reduce la cohesión social y obstaculiza la convergencia hacia economías desarrolladas. La falta de movilidad social reproduce la trampa de la pobreza dentro de un contexto macroeconómico de estancamiento.
Banerjee y Duflo destacan cómo la desconfianza en el Estado afecta la toma de decisiones de los pobres, mientras que el FMI subraya que la falta de transparencia y de capacidad estatal, y muchas veces la corrupción, impide las reformas estructurales en países de ingreso medio.
Modelo dual de Solow-Swan
Para definir la política fiscal, tradicionalmente se utiliza el modelo de crecimiento de Robert Solow, que relaciona el nivel del PBI con los factores de producción: capital (K) y trabajo (L), junto con la productividad total de factores (A). El proceso de crecimiento se da a través de la tasa de ahorro que se convierte en inversión y aumenta los niveles del factor capital, lo que a su vez genera mayor cantidad de empleo (L).
En el modelo Predice utilizamos ecuaciones de producción tipo Cobb-Douglas, que tienen la siguiente forma:
donde Y representa la producción (PBI) y ? es la proporción entre K (capital) y L (trabajo) en el sector “i”.
La acumulación de capital en cada sector sigue la ecuación de Solow:
donde “s” es la tasa de ahorro y ? la depreciación del capital en el sector “i”.
Para analizar el caso del Perú, donde no existe homogeneidad entre los agentes económicos, es necesario definir funciones de producción y de acumulación para cada uno de los sectores: el moderno y el tradicional (el detalle de estas funciones se muestra en prediceperu.com).
En la actualidad, el sector pobre opera con baja productividad total de los factores, lo que genera ingresos per cápita insuficientes para sostener niveles de ahorro que permitan la acumulación de capital físico o humano. La informalidad limita el acceso al crédito, a seguros y a redes de protección, perpetuando la baja inversión.
Por su parte, el sector moderno genera excedentes que son parcialmente redistribuidos hacia programas de alivio a la pobreza. Sin embargo, estos programas suelen ser asistencialistas o ineficientes y no están orientados a capitalizar al sector pobre.
La coexistencia de ambos sectores genera una economía dual en la que el sector pobre actúa como freno estructural al crecimiento. La baja productividad promedio, la informalidad persistente y la presión fiscal sobre el sector moderno configuran un equilibrio de bajo crecimiento, característico de la trampa del ingreso medio.
Simulación de la acumulación de capital y el aumento de la productividad
La simulación de la acumulación de capital (mayor ahorro) y el aumento de la productividad utilizando el modelo PREDICE ha permitido observar la evolución del capital per cápita y el incremento de la productividad en ambos sectores durante un período de diez años.
Los supuestos incluyen el redireccionamiento del gasto social como fracción del producto del sector moderno y ponderado por la población del sector pobre, implementado mediante la relocalización de los programas asistencialistas y del Canon minero. Además, se contempla una política de inclusión financiera que incremente la tasa de ahorro del sector pobre, ofreciendo tasas de interés competitivas para pequeños ahorristas y otorgando billeteras electrónicas a las poblaciones de menores ingresos.
La retroalimentación del gasto social eleva la productividad total de factores del sector pobre. El impacto de esta simulación sobre el Producto Bruto Interno (PBI) de ambos sectores se muestra en el Gráfico 1.
Los resultados indican que, al aumentar la productividad del sector pobre hasta alcanzar la mitad de la productividad del sector moderno y elevar la tasa de ahorro del sector pobre hasta llegar a las tres cuartas partes de la tasa de ahorro del sector moderno en un período de diez años, el PBI se duplicaría. Este crecimiento estaría impulsado por el desarrollo del sector pobre, logrando así romper las trampas de la pobreza y del ingreso medio.
Implicancias para la política fiscal
Al analizar por separado el sector moderno y el tradicional, se puede apreciar el enorme impacto que puede tener el aumento de la productividad y la tasa de ahorro del sector pobre.
Es urgente priorizar reformas orientadas a aumentar la inclusión financiera (fomento del ahorro), la formalización productiva, la educación técnica y la extensión agrícola masiva en las zonas con alto índice de pobreza.
Además, es necesaria una reasignación estratégica del gasto social, pasando de programas de alivio como Juntos o del uso ineficiente del Canon minero hacia instrumentos de inversión en capital humano y físico del sector pobre.
La política fiscal progresiva también juega un papel crucial, con el objetivo de aumentar el ahorro público y canalizarlo hacia sectores con mayor multiplicador de productividad, como los agrícolas de bajos ingresos.
Conclusión
La trampa de la pobreza y la trampa del ingreso medio pueden entenderse como fenómenos interdependientes dentro de un modelo dual de crecimiento. Superarlas requiere una estrategia que combine inclusión productiva, reforma fiscal y fortalecimiento institucional.
La clave está en transformar el sector pobre en un motor de crecimiento, elevando su productividad y capacidad de ahorro, para que la economía en su conjunto pueda escapar del estancamiento.
La campaña electoral que se avecina debería ser el foro para debatir estos esquemas.
(El contenido de esta columna se puede consultar en prediceperu.com).
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