¡Latinoamérica jamás progresará con la CIDH!
Prepotente, insolente y despectivamente, la Corte IDH emitió un burdo comunicado ofendiendo a los poderes del Estado peruano. Aquello disgustó justificadamente al país, y al Presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, quien rechazó el ucase de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ofensivo a nuestro Estado. Como ahora sabemos, la CIDH demandaba que el poder Legislativo del Perú dejara sin efecto el debate respecto a un proyecto de ley relativo a la comisión de crímenes de lesa humanidad, perpetrados cuando el Perú carecía de la legislación respectiva. Adrianzén manifestó estar “indignado con lo resuelto por la CIDH que, de manera prepotente y sin precedentes en la jurisprudencia de esa corte, dictó una medida cautelar contra un proyecto de ley” que venía siendo tramitado por el Congreso peruano, antes de ser debatido en comisiones, y cuya resolución estaba prevista ingresar al Pleno en pocos días. Intolerable, pues, que la Corte de San José llamase la atención a los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial del Estado peruano por un proyecto de ley en trámite. En este caso, referido a impedir que un país soberano, además miembro pleno de la Corte y Convención IDH, condone –con efecto retroactivo– crímenes de lesa humanidad, cometidos cuando entonces acá no existía legislación al respecto. El premier Adrianzén protestó enérgicamente ante la CIDH, pues insólitamente ésta había dictado una medida cautelar prohibiendo el debate de un proyecto de ley en el Perú. Adrianzén ha advertido que se reunirá con los poderes Judicial y Legislativo para pronunciarse, conjuntamente, contra el ucase de la CIDH. Es decir, para rechazar la grosera violación a la soberanía del Estado peruano perpetrada por la CIDH, un ente transnacional tradicionalmente enemigo del Perú. Según Adrianzén, “La CIDH se irroga funciones que solamente competen al Estado peruano”, además de precisar que se reunirá con representantes de los demás poderes del Estado para formalizar un pronunciamiento conjunto sobre el ucase de la CIDH. Los peruanos esperamos que este encuentro se efectivice, y que emerja de allí algún sólido pronunciamiento sobre la inquebrantable unidad de nuestro Estado, aparte del sentimiento nacional de profundo rechazo a la intervención foránea y pervertida de la Corte y Convención Interamericana de Derechos Humanos.
Como señalamos en reciente comentario, lamentablemente continuamos siendo el hazmerreír de la infamante Corte Interamericana de Derechos Humanos, entidad que nunca perdonó que nuestra ciudadanía eligiera presidente a Alberto Fujimori, volando así en pedazos el derecho de nuestra ciudadanía a designar libremente a sus autoridades, sin recurrir al tutelaje de un puñado de jueces ideologizados por Cuba, entrenados por el Foro de Sao Paulo y capacitados por el Grupo de Puebla; como son los togados de San José. Entre ellos, el conspicuo Diego García Sayán, claro enemigo de la independencia de nuestra ciudadanía para decidir su futuro. Basta de capitulaciones, sometimientos e inclinar la cerviz frente a una élite de letrados comunistas, trajeados de jueces, que acatan una agenda interventora de cariz marxistoide, disfrazada del clásico buenismo de los rojos latinoamericanos. ¡Latinoamérica jamás progresará con la CIDH!
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