Letal pandemia e indefensión
El origen de nuestra cultura ancestral proviene de los pobladores oriundos y aquellos que llegaron de diferentes latitudes desde el siglo XVI, esto la caracteriza como mestiza, occidental y cristiana, su evolución fue hacia una sociedad que adoptó como célula básica a la familia organizada bajo el sistema democrático, social, independiente y soberano, en que el Estado es uno e indivisible y el gobierno unitario, representativo y descentralizado, organizado con poderes independientes.
Los hechos contemporáneos que vivimos desde la conformación de la ignominiosa comisión de la verdad y reconciliación (CVR) y su secuela del lugar de la memoria (LUM), son la base sobre la cual personajes de orientación política marxista y sus grupos relacionados inmersos en el globalismo, han logrado infiltrar el aparato público y copar el poder, actuando en confluencia con el inmoral “Nuevo orden mundial” (NOM), en la vertiente onegeísta financiada por el especulador internacional George Soros, evidenciando ambos coincidir en actuar para destruir a la familia y sus creencias religiosas, debilitar al Estado-nación y sus instituciones tutelares para así privilegiar el traslado de funciones a entidades internacionales o asociaciones civiles afines, y consolidar un gobierno mundial.
Los problemas que afronta el Perú están exacerbados por la crisis del Covid-19 y sus secuelas en la salud, economía y seguridad interna del país, pero la pandemia más seria que vivimos está directamente relacionada con la mediocre administración de los poderes del Estado, la corrupción casi endémica en el país, la inseguridad ciudadana, la parcialización de parte de los medios de comunicación y eclecticismo del empresariado más poderoso, que da como resultado no haberse alcanzado un nivel aceptable en la consolidación de la democracia y el desarrollo nacional. Estos temas son tratados a diario por analistas a través de los medios y redes sociales, evidenciándose un espiral de destrucción de la inestable condición socio económica que vive la población.
Estamos en un momento crucial en que la sociedad e instituciones tutelares del orden constitucional, si no actúan con firmeza y permiten el avance de la corriente globalista (neo-marxista), se perderá la libertad e independencia que se obtuvo cuando el Estado venció por las armas a los delincuentes terroristas que pretendían implantar la “república de la nueva democracia” y, veinte años después, emprenderemos el camino del socialismo del siglo XXI.
Exijamos y fiscalicemos a las autoridades que legalmente ejercen función para que actúen en preservar nuestra cultura mestiza, que no favorezcan al marxismo como es el caso de la contratación de la misión de médicos cubanos, actividad que tiene un rotundo informe de la ONU por las sistemáticas violaciones a los derechos humanos de quienes las integran, además de ser ampliamente conocido su empeño por ganar prosélitos a su causa ideo-política, todo pagado por nosotros; protestemos para revertir actitudes como la del Ministerio de Cultura que otorgó fondos para financiar la distribución de una película sobre Hugo Blanco, asesino de guardias civiles, al cual un presidente le cambió la pena de muerte por prisión, atendiendo la campaña internacional de un conocido novelista, siendo posteriormente liberado y hoy, premiado a la vez de pretenderse su reconocimiento por el Congreso como luchador social y líder de la reforma agraria peruana.
Nuestro deber ciudadano es no caer en la indefensión, exijamos se retome el camino señalado por la Constitución, reflexionemos sobre la gran importancia del voto en las impostergables elecciones del 2021, requerimos del mejor equipo de gobierno para reconstruir los terribles daños socio económicos y garantizar la firme conducción del país con plena libertad, entendida como el acceso al bienestar de todos los peruanos.
Vicealmirante Javier Bravo Villarán