¿Leyeron en Consejo de Ministros el largo mensaje de 28 de Julio?

Con todo respeto, nada qué rescatar del tedioso y flemático mensaje por 28 de julio de la Presidenta Dina Boluarte ante el Congreso, ninguna “pepa” para usar el argot de la prensa, porque aquello de la creación del Ministerio de Infraestructura, ya se había filtrado días atrás y que hace presagiar traerá más burocracia al país y ralentizará el trabajo ejecutivo de los sectores que absorberá que administran presupuesto para obras, porque mientras aprueben sus herramientas de gestión, se nombre ministros y viceministros y altos funcionarios, nadie tomará decisiones por miedo a ir a la cárcel, mínimo una paralización de 3 a 4 meses.

En suma, del mensaje, nada destinado a mejorar la calidad de vida de los peruanos, ni siquiera un mea culpa por los errores (al término se verá si también delitos) y constantes crisis políticas que han caracterizado la secuela del gobierno de la fórmula presidencial de Perú Libre, que lideró el tristemente célebre Pedro Castillo.

Estimo que en el papel se cumplieron las formalidades legales de ser aprobado por el Consejo de Ministros, el discurso presidencial como lo exige el artículo 118 numeral 7 de nuestra Constitución, pero dificultó que este haya sido leído en su totalidad en la Sesión Ad Hoc que para el efecto se convocara, porque alguna alma de DIOS, a la sazón ministro, le hubiese hecho ver a la Mandataria de lo contraproducente y poco útil de su duración, máxime si se pensó incluir una especie de cierre de telón con un video de cinco minutos que resumía todos los anuncios. Los peruanos nos hubiésemos dado por bien servidos con ese resumen y no un speech  5 tortuosas horas.

En mi opinión, la propia jefa del Estado no parecía conocer al detalle el mensaje, qué, acaso ¿no le echó siquiera una mirada?, como se evidenció en un lapsus de su lectura, al no comprender las siglas de Establecimientos Penitenciarios, que correspondía al sector de Justicia y Derechos Humanos, deteniéndose para recriminar sin importarle el roche público, al ministro de Justicia, por las siglas que le escribieron y que no entendía, lo que es francamente inexcusable, ya que una Presidenta está obligada a empaparse de los temas de Estado y ser orientada si desconoce algún extremo, por el gabinete ministerial y sus asesores, porque así las cosas, por default se podría haber filtrado frases incoherentes y quien quita hasta el horóscopo del día. Un ministro y su propio hermano dormitaron por momentos durante el mensaje y ni qué decir los congresistas que evocando al extinto Augusto Ferrando, parecieron decir “un comercial y regreso”, cumplieron con estar al inicio y al final de la sesión, quizás en esas 5 horas almorzaron y se echaron una siesta.

Finalmente, horas de horas de mensaje con anuncios sin mayor relevancia, sí lo lleváramos al análisis de costo-beneficio, podría tenérsele por gravoso para el erario nacional, salvo mejor opinión. Calculemos, el costo de hora-hombre del personal de seguridad de los altos funcionarios que acudieron al Congreso, de la propia Presidenta y sus ministros, jefes de Gabinete, congresistas, asesores y personal administrativo, trabajadores cumpliendo labor de campo del canal del Estado y Radio Nacional cubriendo la actividad, costo de transmisión en directo del evento, viáticos, etc., ¿era necesario hacer todo ese gasto, al menos en esa magnitud?

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