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Libertad de prensa vs. corrupción: un partido que podría terminar en «penales»

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Fecha Publicación: 16/05/2023 - 22:00
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La prensa y los periodistas que con valor van detrás de la verdad, se ven permanentemente amenazados por el poder de la corrupción que, buscando impunidad, pretende silenciarlos.

Es conocido que corrupción y poder caminan de la mano. Son aliados históricos en una perversa y negada relación en la que “todo vale” para obstruir y destruir a quienes se atrevan a investigar y denunciarlos, porque la fiscalización no los deja “trabajar”.

En nuestro país la vergonzosa corrupción, promovida por Odebrecht, marcó un antes y un después en la percepción de un sector de la prensa que se mostró permisiva y benevolente con la empresa brasilera que construyó lealtades con algunos periodistas. Entender qué los motivó a ponerse de su lado es otro tema. Lo que sí deberían reconocer es que mirar para otro lado los manchó y afectó su reputación.

El legado de Vizcarra y Castillo nos ha dejado una nueva generación de políticos. Algunos vienen siendo investigados por la remozada justicia de nuestro país y les incomoda que la prensa les haya puesto sus reflectores revelando a diario pruebas que los involucran.

Recientemente en el Congreso se ha aprobado, en primera votación, una ley promovida por aquellos congresistas que teniendo rabo de paja pretenden acallar a los medios de comunicación y sus periodistas. Buscan la sinrazón para empapelarlos con la amenaza de ponerlos más tiempo en prisión y quienes se sientan agraviados reclamen impagables indemnizaciones.

En el ejercicio del periodismo se han perdido valores. La ética ha sido avasallada por la confrontación, el odio y la mentira. Se ningunea el respeto por la dignidad de las personas. Algunos, con descaro, se coludieron con gobiernos de turno construyendo historias para destruir a sus adversarios políticos o favorecer a sus amigos.

A pesar de este lamentable escenario, no creo, ni estoy de acuerdo que la prisión sea la mejor solución. Soy un ferviente convencido de que la autorregulación, cuando los actores asumen compromisos y límites en el desempeño de su función, es capaz de definir buenas prácticas y pactar sanciones, sin necesidad que intervenga el Estado para regular. Para lograrlo debe haber voluntad de ponerlo en práctica y sobre todo respetarlo.

La corrupción se ha fortalecido al aliarse con el poder. En sus redes han caído periodistas que santifican demonios, deshonestos jueces y fiscales que sorprenden con sus sentencias y persecuciones.

El penal y la expulsión son las sanciones más severas en el fútbol. En este partido se juega mucho. Si se aprobaran las nuevas sanciones podrían sacar de la cancha a quienes ponen la pierna fuerte contra la corrupción.

Es momento de reflexionar. La buena prensa es un bien necesario. Aún estamos a tiempo de que otros buenos congresistas cambien su voto.

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