Llegó su hora, congresistas
¡Aprendan, congresistas de Acción Popular! A ustedes, que tanto les gusta aparecer portando la lampa de Belaunde junto a la hoz del marxismo, les pasará exactamente lo mismo que a Jorge Muñoz, su dilecto excandidato a la alcaldía de Lima quien, probablemente, tiempo atrás renunció al partido desengañado por aquellas refriegas internas que JAMÁS debieron permitir los líderes fundadores del populismo. Entre quienes destacan Rafael Belaunde Aubry, indigno embajador de Castillo y único heredero vivo del fundador del partido; y Víctor Andrés García Belaunde, quien sin explicar razones acepta la actitud zigzagueante de lo que queda de Acción Popular. ¡La gran agrupación con doctrina, mística y consecuencia moral que gobernó dos periodos el país, cuyo fundador, Fernando Belaunde Terry, sufrió -en carne propia- los estragos del comunismo! Al extremo de ser sacado de palacio vistiendo pijama y deportado a Buenos Aires, lanzado al vuelo sin portar pasaporte ni muda para trajearse. ¡Y tuvo que permanecer exiliado del país seis largos años, viviendo en Washington! La dirigencia de entonces de Acción Popular soportó, asimismo, persecución y carcelería.
¡Y nuestro país sucumbió ante la revolución procubana, liderada por el dictador Juan Velasco Alvarado! Medio siglo después, nada de eso le importa a la dirigencia de Acción Popular. ¡Le interesa el poder! ¡A costa de lo que fuere! ¡Inclusive vendiendo su alma al mismo enemigo que, miserablemente, persiguiera a sus auténticos dirigentes, así como a sus propios partidarios! Ahora Acción Popular es una patética vergüenza nacional; un partido en la práctica entregado al comunismo más ramplón que exista en nuestro planeta. Un comunismo liderado por condenados por corrupción, como Vladimir Cerrón, e investigados por eso mismo, como Pedro Castillo. Un ignaro presidente del Perú, sometido a una banda de delincuentes. La gran mayoría de ellos -empezando precisamente por quien ejerce la jefatura del Estado- siendo gente totalitaria; desconocedora desde el lenguaje oficial peruano hasta lo que significa gestionar una compleja nación habitada por 32 millones de ciudadanos.
Repasemos la historia. Jorge Muñoz Wells, hombre que creara expectativas como novel político ejerciendo la alcaldía de Miraflores, y luego –como candidato acciopopulista- ganara la elección para burgomaestre de Lima, mantuvo una actitud genuflexa frente al miserable Vizcarra, como antes al traicionero Sagasti. E hizo eso mismo durante los primeros seis meses de gestión del comunista/senderista Pedro Castillo. ¡Pero las mafias bolcheviques jamás perdonan! Tanto que, apelando al comunista Salas Arenas -quien aún preside el JNE- Cerrón, Castillo y compañía se deshicieron del zalamero Muñoz destituyéndole de mala manera. Entienda, don Vitocho García Belaunde. A usted y a toda la dirigencia acciopopulista les espera esto mismo por sobar a un comunista como Castillo. ¡Y quizá acabe usted exiliado, como su tío Fernando! Salvo que pegue un valiente manazo sobre la mesa y diga, como haría el fundador de Acción Popular, ¡Adelante!
Apostilla. Ojalá hiciesen eso mismo los líderes presuntamente democráticos César Acuña y José Luna, anunciando, al unísono con Acción Popular, que sus partidos votarán por la vacancia de Castillo, enemigo público número uno del Perú. ¡Háganlo para salvar al país!
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