Lo menos peor (III)
En los comicios del 6 de junio próximo, eso representa Keiko III en favor de la continuidad del proceso y la gobernabilidad democrática en el país. No es la alternativa ideal pero tampoco la peor. Ante la alternativa que impone la segunda vuelta presidencial no tenemos duda. Es ella a pesar de sus pasivos y no el felón “profe” Castillo quien con el cuento de que el pueblo gobernará encarna la izquierda marxista radical alineada con el proyecto ideológico del senderismo subversivo y terrorista hoy agazapado y reciclado en el Movadef.
La disyuntiva Democracia vs. Marxismo a la que se enfrenta ahora el voto ciudadano no es maniquea ni un invento macartista. Es real y aunque Keiko III y la herencia fujimorista que carga no sean un buen modelo para desarrollar y afirmar la precaria institucionalidad constitucional y democrática de libertad y derechos políticos, económicos y sociales, no queda otra opción. Es como la sopa de Herodes la tomas o te jo…
Keiko III, hasta que demuestre con hechos lo contrario, sólo tiene el beneficio de la duda. En cambio, la dupla Castillo-Cerrón, el Movadef, sus compañeros de viaje y tontos útiles son la certeza de que de llegar al poder el demolido Muro de Berlín y todos sus males se volverán a levantar sobre el Perú para su ruina como ocurre en Cuba, Venezuela y Nicaragua por no ir más lejos.
No es agradable votar por Keiko III, más aún con la plancha presidencial, equipo y bancada que lleva que no garantiza una gestión pública pluralista e inclusiva que deje atrás el fujimorismo autoritario y clientelista del pasado. En todo caso, por experiencia, será preferible combatir ese riesgo con las armas de la Democracia y de la Prensa independiente en vez del nefasto socialismo estatista y antidemocrático de Castillo y su junta.
Un consejo para Keiko III: sea más humilde al dirigirse a los peruanos en el último debate nacional y, en especial, al pedir perdón por los pecados políticos y demás cometidos que explican su antivoto y la desconfianza ciudadana. Hace casi 950 años un Emperador se humilló ante el Papa y alcanzó el perdón. Piense en eso y, además, así nos hará sentir mejor al momento de votar. ¡AMÉN!
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