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Lo que dicen y no hacen el Ejecutivo y el Congreso

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Fecha Publicación: 15/11/2022 - 23:40
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El gobernante repite promesas que nunca cumple. Sus ministros mienten con tanto cinismo como si las mentiras de tanto repetirlas se convertirán en verdad. En el Congreso las loables intenciones de algunos buenos legisladores se frustran con el floro de “aquellos y aquellas” que discursean rojos de indignación y votan en verde complicidad. Parece que sólo les interesara mantener el mayor tiempo posible su banda presidencial, su fajín ministerial o su escaño en el Congreso.

Cuántas veces hemos escuchado a Pedro Castillo decir que siempre colaborará con la justicia. Lamentablemente el gallito retador de plazuelas en las regiones se transforma en un pollito mudo y tembloroso cuando va a la Fiscalía. Incluso ahora no permite que accedan a sus comunicaciones porque sabe que lo que niega se corroboraría, confirmando así los testimonios de colaboradores eficaces.

Por su lado el Ejecutivo, a través del “conciliador” premier, niega agresivamente todo buscando impunidad para el gobernante. Parece querer esquivar a la justicia para evitarle rendir cuentas de sus actos, por ello persiste tercamente en imponer cuestión de confianza para exigirle al Congreso derogue una ley que se aprobó con los votos en mayoría del pleno, justamente para regular el mal uso y abuso que pretende darle el Gobierno.

Los legisladores de la oposición a pesar de pregonar unidad no la muestran en sus iniciativas. Buscan suspender en sus funciones al gobernante por Traición a la Patria, por su flagrante declaración a CNN que califica para una acusación constitucional que algunos minimizan ante las contundentes denuncias que presentó hace un mes la fiscal Benavides y acusan al Legislativo por no pronunciarse. Para salir de este entrampamiento se requiere desprendimiento a través de gestos que muestren su predisposición para ser parte de la solución, apoyando una eventual convocatoria a elecciones generales. Lamentablemente los buenos congresistas dispuestos a promoverla son minoría.

En esta coyuntura las encuestas muestran una reñida competencia, entre el Ejecutivo y el Legislativo, para demostrar quién es más impopular. Es difícil entender cómo Castillo, en su peor momento, puede mejorar su aprobación en diez puntos. Lo único que podría explicarlo es la cobertura que inmerecidamente recibe de parte de la prensa que confundida contribuye difundiendo 24x7 las incendiarias arengas y perseverante victimización del Gobierno.

Entre tantos rumores y cortinas de humo es difícil predecir si primero vacarán o suspenderán a Castillo o si este se atreverá a disolver antes al Congreso. El riesgo es que entre un gobernante que se defiende con uñas y dientes para mantenerse en el poder y los congresistas para los que cada día de salario cuenta y suma, podrían alinear sus intereses en un perverso pacto que considere la conveniencia que Pedro Castillo complete su desastroso mandato.

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