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Lo que se debe saber para ayudar a los agricultores

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Fecha Publicación: 28/02/2023 - 22:10
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Durante el incanato solo las clases sociales más elevadas, como los curacas, tenían una tenencia individual de la tierra que era transmisible por herencia, pero que no se podía vender, razón por la que la riqueza agraria estaba en la mano de obra y no en el valor de la tierra. El común de la tierra tampoco se podía vender y pertenecía a los ayllus (grupos humanos que compartían lazos familiares, el trabajo de las tierras y un ancestro común), es decir, durante el incanato no existía la propiedad privada de la tierra.

Durante la Conquista se creó la propiedad privada para los españoles y criollos manteniéndose el sistema de tenencia incaico, régimen que, con el nombre de Comunidad Indígena, hasta hoy existe.

La reforma agraria de Velasco, por recomendación de la universidad comunista de Moscú, Patricio Lumumba (Harvard Rojo), con el fin de eliminar el instinto de propiedad individual en los campesinos, creó cooperativas agrarias que, como las comunidades del incanato, no podían vender las tierras. Es decir que, al igual que los comuneros del incanato, los cooperativistas creados por la Reforma Agraria eran dueños de una cooperativa que no era dueña de la tierra porque no la podía vender.

A principios de los 80, el gobierno permitió que los cooperativistas tomen posesión en forma individual de la parte proporcional de tierra que les correspondía, creando así los minifundios (más o menos 4 ha) que hoy ocupan los valles tradicionales.

Hoy existen, más o menos, 400,000 ha en desiertos que son trabajadas eficientemente gracias a los avances que produjo la Revolución Verde que se llevó a cabo en el mundo, a partir de los años 1960-1980. Es decir que, mientras que en Perú se hacía una Reforma Agraria que despojaba de sus tierras a eficientes agricultores, en la agricultura del mundo se realizaba un avance técnico jamás visto. Por ello Chile usó el riego por goteo 25 años antes que nosotros.

Es paradójico escuchar a los políticos decir que la agricultura nacional “minifundizada” necesita préstamos del Estado. ¿Usted se imagina lo que es financiar (exigiendo garantías) a más de 2’500,000 minifundistas si para regalar S/320 en Lima (covid-19) se ha armado el “despelote”?

La solución está en hacer que los mayoristas que compran a los miniagricultores tengan una fianza para garantizarle al miniagricultor vendedor que el mayorista va a cumplir con las condiciones pactadas. Además, se debe crear una cámara donde se inscriban los contratos para que todos sepan quiénes son los miniagricultores incumplidos. Lo propuesto toma tiempo, pero el desarrollo también tarda.

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