Los años de espanto
El Fondo Editorial Cultura Peruana acierta, da en el blanco, al entregarnos esta antología que ha preparado el escritor norteamericano Mark R. Cox, quien reúne 39 relatos de los años de la violencia en el Perú. En esta antología se recogen narraciones de Carmen Luz Gorriti, Julián Pérez, Walter Lingán, Feliciano Padilla, Fransiles Gallardo, Félix Huamán Cabrera, Óscar Colchado, Dante Castro, Jorge Espinoza, entre otros. El antologador presenta su cuidadoso trabajo de pura filigrana como una muestra del máximo respeto por los lectores, propio de las obras bien hechas, acercándonos a entender el dolor colectivo. Esta muestra es apenas una aproximación cruda y desgarradora que nos acerca a esos años de espanto y, como se ha escrito mucho sobre los años de violencia en el Perú, existen otras narraciones de valía que deberían estar antologadas y que serán recogidas en próximos libros.
Los años de violencia, esos tiempos oscuros con cantos de ave malagüera que normalizaron el luto en nuestro país, todavía se sienten. Muchos quieren olvidarlos y otros quieren hacernos creer que nunca existieron. A estos años los marcaron el espanto y la incertidumbre. Fueron tiempos cuando se jugaba sucio debajo de la mesa para aparentar estar haciendo algo a favor del país; fueron años de espanto que requieren tenerlos presentes siempre para que no volvamos a estar sumergidos bajo las bajas y oscuras pasiones de quienes nos sumieron en el total caos, so pretexto de la supuesta revolución o de la hipócrita defensa del país. Generaciones enteras fueron condenadas como “zapallos bajo sombra para no florecer”, y solo servir de carne de cañón para sus oscuros intereses. Desde entonces llevamos heridas vivas que el tiempo no cicatriza y porque a muchos actores políticos les da réditos mantenerlas vivas.
A través de la lectura podremos entender la magnitud de estos hechos y así formarnos elementos de juicio y ser capaces de dar respuestas y salidas al problema de la violencia, como corresponde a toda sociedad civilizada. Es cierto que a través de la magia de la literatura se revelan sucesos en su dimensión exacta, con realismo puro, al mismo tiempo que también tienen alta dosis de ficción. Al margen de ello, el que escribe deja constancia de que no todos se hacen de la vista gorda y muestra un cuadro de nuestra patria pintado con colores de duelo y tragedia. Esta antología, es uno de esos cuadros con las agallas para espantar los años de espanto.
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