Los años y la orilla

Y fue como pensé podría ser el martes 20 la inauguración, con ingreso libre, de Dos décadas de color y memoria, nueva exposición de Enrique Polanco, personaje especial en el listado de pintores peruanos que han creado su historia, dado forma a su aura, gozan de ese especial espacio de reconocimiento, interés, aprecio y aplauso de colegas, coleccionistas, admiradores; que en esta muestra se confirmó con ese gran público entusiasmado que colmó la sala para dar testimonio de los veinte años de creación que se resumen en la selección de óleos sobre lienzo de 1.10 x 1.50, y los grabados de menor formato en que Polanco mantiene su temática con historia, arquitectura, personajes protagonistas y acólitos en situaciones codo a codo en escenarios donde conviven huellas de olvido, abandono, pobreza, violencia con los brotes de un ahora que van completando el paisaje de esta ciudad que tiene su color y tono de bemoles tersos con unos acentos que en la paleta de Polanco levantan la voz. Los grabados son buena alternativa para quien no puede alcanzar los miles a pagar por una de sus pinturas.

Carlos Enrique Polanco, Enrique Polanco, Polanco, limeño, nació en 1953; formado en la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú, egresó en 1981, realizó su primera exposición, recibió una beca para el Instituto Central de Artes de Pekín.

Miércoles 21, sin cenizas, hay nueva historia y buen protagonista, también creador de su historia y mundo que llamaron a las salas en que presentó La otra orilla, acrílico sobre lienzo; y con la presentación de Silvana Vargas Machuca, Territorio, acrílico sobre cartulina especial. Tuvo la precisa compañía de los very few, que con su presencia pusieron amistad y ese reconocimiento al autor con larga historia en Bienales y colectivas internacionales; individuales y colectivas en Lima y otros ciudades. En Territorio su trabajo es generador de un lenguaje construido con esas pinceladas cortas pastosas que fueron renovando el uso y manejo de las lentas, de sus primeras piezas que aparecen al público en 1981 en Galería 9 con su primera muestra, De los Nictálopes, en la que estaba abriendo la huella que viene dejando y marcando con sus piezas en que lo breve de su toque pone el relieve necesario para dar sentido a los acentos que son identidad y personalidad de esas criaturas, generadores, en que con sutileza hibrida, unos rezagos de sugerencia animal y el cómplice bípedo supuestamente pensante.
Sus dibujos con lápiz, no están en esta muestra, tienen alcances que pudiera ser dicho son exquisiteces trazadas con una fineza decidida, mantenida y un tanto reservada.

Jorge estudió en la Facultad de Artes de la Católica, en Bellas Artes y el Taller de Cristina Gálvez. Somos amigos de largos años, es mi Primer Ministro, del que guardo Nictálopes, su primer cuadro vendido, y tres pequeños formatos sobre lienzo y cartón de años posteriores.

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