Los candidatos y el voto informado

Con miras a las elecciones regionales y municipales a llevarse a cabo el venidero domingo 2 de octubre, se están dando a conocer denuncias, que se tenían guardadas bajo siete llaves, de muchos de los candidatos que participarán en esta competencia electoral y que la población peruana debe conocer.

Se trata de denuncias que se han efectuado contra un gran número de postulantes a los gobiernos regionales o municipales a nivel nacional y cuya inscripción como tal ya se encuentra definida. Se refieren a la agresión física a su cónyuge, malversación de fondos públicos, conducta o comportamiento del candidato caracterizada por la falta de decoro, entre otras muchas relacionadas con otros hechos delictuosos.

Al respecto, no está de más recordar de que la normativa que regula el cumplimiento de requisitos que tienen que cumplir los candidatos para ser considerados aptos, como por ejemplo la presentación de su hoja de vida, la cual tiene la condición de declaración jurada, podría ser más que suficiente para que el elector, que es el que tiene que emitir su voto para elegir a la autoridad respectiva, lo haga con conocimiento pleno de los antecedentes de la persona a quien va a apoyar con su sufragio.

Para ello, juegan un papel de singular importancia los medios de comunicación, ya que, como producto de su labor, se puede conocer las características personales de los candidatos quienes, por sus antecedentes, terminan siendo, por decir lo menos, impresentables.

A partir de la difusión de las noticias relacionadas con la actuación de estos candidatos, que no quisiéramos ver sentados en el sillón regional o municipal, especialistas en materia electoral coinciden en opinar que, a estas alturas del proceso y a menos de una semana de las elecciones, ya no hay nada que hacer; es decir, no se les puede retirar de la contienda y, por lo tanto, siguen en competencia.

A estas alturas de los comicios electorales, si bien es verdad que la normatividad no permite retirar a los malos candidatos, por cuanto las etapas ya están vencidas, también es cierto que falta todavía un último y definitivo obstáculo que tendrían que franquear para ver posibilitado un triunfo; y esa es la voluntad ciudadana.
Frente a cualquier falencia o falta de norma que regule situaciones como la antes descrita, considero que el voto del ciudadano termina siendo el elemento determinante para hacer frente a estas eventualidades.

Estas es la razón por la cual, nuevamente, me permito insistir con la necesidad de que el llamado “voto informado” funcione. Pues, promovido por el Jurado Nacional de Elecciones hace más de quince años, se creó para conseguir que, antes de emitir su voto, el ciudadano conozca los antecedentes de su candidato, así como el plan de gobierno que ofrece, de salir elegido.

Pero la experiencia nos muestra que poco, o casi nulo, es el interés del ciudadano de conocer con su debida anticipación, la información que lo inspire para emitir su voto con mayor criterio y responsabilidad. Primando, por el contrario, factores de simpatía u otros parecidos para orientar la voluntad política del elector.
Y, a este respecto, hay que anotar que para que el “voto informado” funcione y alcance el objetivo que se pretende, es necesario complementarlo con la educación política del ciudadano, como elemento fundamental para lograr saber usar los instrumentos de información que tiene a su alcance el sufragante.

Las democracias, en cualquier parte del mundo, con sus instrumentos que le permiten funcionar, como son, entre otros, los procesos electorales y las consultas populares, serán útiles para hacer posible que las autoridades tengan legitimidad, es decir sintonicen con lo que aspira la gran mayoría de la población, únicamente si la población está debidamente informada y conoce cómo y en qué sentido debe comportarse políticamente para alcanzar consolidar la democracia, no solo como forma de gobierno sino como forma de vida política.

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