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Los caviares insisten en robarnos el país

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Fecha Publicación: 14/07/2021 - 00:00
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El término preciso es conspiración. Lo que ha venido gestándose en este país desde la debacle de Kuczynski -sucedido por el miserable Vizcarra-, no es otra cosa que una enorme conspiración de la izquierda caviar, para capturar el poder formal. Esta vez en las urnas, para de ese modo consolidar aquel poder fáctico que está ejerciendo desde que se instalara en el Estado con el régimen de Toledo, gobernando tras bambalinas detrás del propio Toledo, luego Humala, PPK, Vizcarra para, finalmente, tomar palacio por la puerta falsa. Esta vez, detrás de Sagasti, una de sus mejores cartas fariseas. De esta manera, ahora la progresía caviar controla directamente el poder Ejecutivo e, indirectamente, el Judicial; la Junta Nacional de Justicia JNJ: el Ministerio Público MP; el Tribunal Constitucional TC y el Jurado Nacional de Elecciones JNE. Un poder fáctico organizado al más puro estilo gangsteril, que mantiene secuestrado al Estado. Sin embargo, conservar semejante equilibrio sin que se produzca el efecto dominó es imposible. Por eso necesitan tomar el control de todos los estamentos estatales. De ahí su afán por evitar que el Legislativo cambie a los miembros del TC, seis de ellos con plazos vencidos hace años. Vizcarra dio un golpe de Estado para evitarlo; Sagasti amenazó al presidente de la comisión parlamentaria de Constitución con “convocar a marchas más sanguinarias que las de noviembre 2020” si el Congreso colocaba en agenda este asunto. Por su parte, Vladimir Cerrón, verdadero poder tras el trono del partido comunista Perú Libre, considera que los actuales tribunos deben permanecer. Confía en que se allanarán a convalidar su inconstitucional asamblea constituyente. También le garantizan invalidar cualquier recurso inconstitucional sobre estas viciadas elecciones.
Repetimos. El clan caviar es consciente de que su poder no durará si no entra por la puerta grande -vía elecciones- a la jefatura del Estado. Sabía que el partido “morado” las perdería, porque los repudia la mayoría. Por eso, a través de su sucursal mediática –República, RPP, Comercio, que controla a las encuestadoras llamadas confiables por ese círculo periodístico venal- los caviares urdieron su asalto al poder “organizando” la primera vuelta de las elecciones de mayo pasado, de modo que el comunismo quede primero seguido del fujimorismo. Entendían que derrotar a Keiko resultaría mucho más fácil que a cualquier otro partido, dado que tienen jaqueada a su lideresa repitiéndole cual mantra los mismos epítetos de corrupción que reiteran hace décadas.
Lo que no calcularon los caviares fue que el proceso no funcionase como esperaron, pese al fraude montado por el comunismo en complicidad con ellos. En primera vuelta Castillo obtuvo apenas 18.925% de las preferencias; y en el repechaje sacó solamente 44,000 votos de ventaja frente a Fujimori. Un empate técnico. Pero los visos de fraude acabarían fulminando sus esperanzas de continuar en el poder, ahora manipulando al candidato comunista. El escándalo, unido a una enorme, incesante protesta ciudadana es un hueso demasiado duro de roer.
No nos cansaremos de repetirlo. Los caviares insisten en robarnos el país.

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