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Los caviares manejan la “justicia” ¿Está de acuerdo?

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Fecha Publicación: 21/07/2024 - 23:00
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En forma apresurada y, muy probablemente, festinando trámites y atentando contra la legislación, la Junta Nacional de Justicia (JNJ) restituyó en sus cargos, de los que fueron destituidos por falta grave por mandato del Congreso de la República, a Aldo Vázquez e Inés Tello Bonilla.

Igual ocurrió con Piero Corvetto en el Reniec. No obstante, esa mismísima JNJ mantiene fuera del cargo a Patricia Benavides, la Fiscal de la Nación, a quien precisamente la JNJ expectoró de sus funciones por la exclusiva razón de no ser caviar.

¡Esta es la regla de oro que hoy impera en el Perú de la ilegalidad, donde la justicia ha sido, es y seguirá siendo violada, sólo que esta vez por la dinastía caviar! Esa que, prepotente e inconstitucionalmente, se ha reconvertido en emperadora del Estado peruano, en complicidad con las izquierdas camaleónicas que abarcan desde la progresía roja hasta el comunismo habanero.

Dicho sea de paso, emperadora no por vocación democrática del pueblo peruano, sino por imposición totalitaria de la mafia caviar que impuso Odebrecht en la Fiscalía de la Nación para, desde allí, extorsionar a aquellos integrantes de las demás reparticiones estatales que no se allanen con los planes y propuestas de Odebrecht, interpretados de manera fidedigna por la camorra caviar.

Empezando por satanizar a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, imputando a sus autoridades acusaciones falsas y presuntos delitos; seguidos de amenazas de destitución para, finalmente, condenar mediáticamente a sus integrantes. Y, a partir de allí, avanzar de arriba a abajo para hacer lo propio con toda la escala estatal de autoridades que rehúsen acatar las órdenes de la todopoderosa manada caviar.

Hagamos un poco de historia. La JNJ fue un invento del miserable Martin Vizcarra para, entre otros propósitos, dinamitar el sistema electoral; adecuándolo a su voluntad irrefutablemente tramposa vía el referéndum que convocó este imputado por corrupción. Lo hizo gracias al Congreso felpudo que lo impuso en la presidencia de la República.

El propósito de la JNJ, según los considerandos del falsario Vizcarra, fue sustituir al Consejo Nacional de la Magistratura, políticamente vilipendiado por la campaña que, para tal efecto, orquestó Gustavo Gorriti, sultán de la mafia caviar en este país. Su empeño fue consolidar el monopolio del mando del Ministerio Público para, desde ese organismo, chantajear a todas las autoridades estatales que se opongan al proyecto totalitario de los caviares, ¡que no es otro que gobernar nuestro país sin haber sido elegidos por la ciudadanía!

Por lo demás, la JNJ no solo ha mantenido, sino acrecentado el número de jueces provisionales; una de las principales causas de la injusticia que administra el poder judicial en perjuicio del ciudadano. A la actual directiva le restan cuatro meses de gestión, manteniendo pendientes 750 nombramientos y ratificaciones.

¡Meta absolutamente imposible de cumplir! Por tanto, su gestión profesional no solo es mala, sino muchísimo peor que la del Consejo Nacional de la Magistratura. Con el agregado de que ha politizado hasta la náusea al sistema de justicia de nuestra nación.

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