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Los caviares son el cáncer del Estado

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Fecha Publicación: 27/02/2023 - 23:00
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Toledo fue el rompehielos de la mafia caviar. Su gobierno abrió la ruta por la que la jauría de izquierdosos de salón, conocidos como los caviares, ingresó a los intestinos del Estado. Desde entonces –y sin contar con el visto bueno de la población- cada año vía el presupuesto de ministerios como Cultura, Turismo, Educación, vienen apropiándose de las más apetitosas reparticiones públicas, desde donde extraen decenas, acaso cientos de millones de soles al año, por concepto de “consultorías”. Manejan, paralelamente, los hilos de aquello que se llama la “colaboración internacional”. Nos referimos a esos multimillonarios presupuestos de apoyo social que, anualmente, recibe del exterior el Estado peruano y que, gracias a la habilidad delictiva de esa mafia, están previamente digitados para ser asignados a dedo a aquellas “organizaciones cívicas” que, por coincidencia, están relacionadas a -o manejan directamente- los caviares.

Quizá el mayor volumen de dinero, de la bolsa anual que se lleva esta camorra que vive de medrar al Estado, sea del sector Educación. Esto se masificó, con más énfasis, a raíz del nombramiento de su ministro, Jaime Saavedra, gestor de “la Red sobre Reducción de la Pobreza y Gestión Económica del Banco Mundial” y director de “Reducción de Pobreza y Equidad” de dicho organismo. Un exquisito centro de poder.

De acuerdo a lo que ha manifestado el ahora ministro de Educación, Óscar Manuel Becerra, durante los diez últimos años el ministerio a su cargo pagó alrededor de S/800 millones “sólo por concepto de consultorías”. Hablamos de uno de los ministerios al que, anualmente, mayor presupuesto le asigna el Estado. En el año 2000, recibió el 5.23%. ¡Una perita en dulce! Tanto que de allí salieron casi S/ 100 millones que fueron digitados a la diferentes oenegés que forman el núcleo del poder caviar que maneja el Perú, desde el reinado que les regaló Toledo a cambio de que le brinden “protección política”. ¡Al mas puro estilo de la mafia gangsteril de Capone!

Pero preguntémonos. ¿Acaso estos S/ 800 millones, pagados a las oenegés por el Ministerio de Educación, han servido en algo para mejorar la calidad de este sector, clave para el progreso socioeconómico de cualquier país? La respuesta es elocuente. ¡La Educación peruana no solo no mejoró un ápice! ¡Más bien ha empeorado, de manera espantosa, a lo largo de aquella década del derroche presupuestal en beneficio exclusivo de esta pandilla de ganapanes elegantes, como son estos caviares! La prueba directa de que el mundillo de las asesorías y/o consultorías es solo una puerta falsa para que el Estado derroche millones, facturándolos como simples servicios prestados por terceros (en su mayoría por las oenegés), está en el desafortunado ejemplo del ministerio de Educación.

¡Esta letanía, que manifiestamente se repite en la mayor parte de instituciones públicas peruanas, debe acabar, amable lector! No solo por cuestión de ahorro presupuestal. Sino por pura higiene política. Porque a través de este vicio, el pueblo continúa alimentando al insaciable poder sociopolítico caviar, que mama del Estado en desmedro de millones de peruanos.

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