Los Colegios de Profesionales
Los colegios de profesionales tienen fines esenciales que son fundamentales para la sociedad. Entre ellos destacan: 1) Normar el ejercicio de las profesiones, estableciendo la ética con la que deben actuar; 2) Ordenar el ejercicio de las profesiones; 3) Ejercer la representación exclusiva de las profesiones cuando exista o no la colegiación obligatoria para ejercerlas; 4) Sancionar a los profesionales que no cumplen con sus fines; y 5) Proporcionar a los profesionales los servicios que acuerden recibir, sin atentar contra los derechos de los consumidores que requieren de su servicio, ya sea de forma obligatoria o no.
Sin embargo, con mucha frecuencia los colegios de profesionales actúan como sindicatos que defienden a sus miembros incluso cuando cometen faltas éticas. Esto es preocupante, ya que se espera que estas instituciones velen por el bien común y la integridad profesional, no que se conviertan en escudos ante la falta de ética.
Hace un tiempo, el decano de un importante colegio profesional fue consultado sobre las sanciones que se aplicaban a sus miembros por faltas contra la ética. Su respuesta fue que las sanciones eran muy estrictas, pero, al pedírsele información concreta sobre dónde podían encontrarse estas sanciones, respondió que dicha información era privada. No mencionaré su nombre, ya que lamentablemente ha fallecido y no puede defenderse. Esta anécdota refleja un serio problema de transparencia y rendición de cuentas.
Frente a esta realidad, desde Contundente Realidad proponemos la creación de un Consejo de Ética Intercolegial. Esta entidad permitiría que, si un ciudadano no está satisfecho con la resolución dada por el consejo de ética de un colegio profesional, pueda apelar a este nuevo órgano intercolegial. Así, el Consejo de Ética Intercolegial evaluaría la denuncia y emitiría una opinión oficial válida para todos los colegios profesionales.
En el Perú existen actualmente 98 universidades autorizadas a otorgar títulos profesionales a nombre de la Nación. Ante ello, cabe preguntarse: ¿tenemos en el país suficientes catedráticos realmente capacitados para cumplir con los estándares necesarios que exigen estas 98 instituciones? La formación profesional debe garantizar no solo conocimientos técnicos, sino también una sólida base ética.
El Consejo de Ética Intercolegial contribuiría a reducir la impunidad en casos de faltas éticas, ya que establecería un sistema en el cual los encargados de evaluar una denuncia no pertenezcan al mismo colegio del denunciado, lo que evitaría posibles conflictos de interés. Esta imparcialidad es clave para recuperar la confianza ciudadana en los colegios profesionales.
Además, esta propuesta podría elevar significativamente los estándares éticos del ejercicio profesional en el país, en especial en lo relacionado con los trámites públicos y privados que los profesionales realizan en representación de ciudadanos, empresas o instituciones.
En conclusión, un Consejo de Ética Intercolegial no solo fortalecería la vigilancia ética, sino que también fomentaría una cultura de responsabilidad, integridad y transparencia entre los profesionales peruanos. Es momento de modernizar nuestros sistemas de control ético para responder a las exigencias de una sociedad que demanda mayor probidad.
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