¡Los culpables de la inseguridad ciudadana!

La inseguridad ciudadana viene cocinándose lenta –pero consistentemente– desde hace años. Es el resultado del criminal descuido de la neocasta política instalada con Alejandro Toledo, seguido por Humala, Kuczynski y Vizcarra; ayudados por taimados como Sagasti –quien facilitó la instalación presidencial de Castillo–, todos ligados a la corrupción y dueños de un desdén que acabaría causándole estragos al pueblo peruano. Recordemos, sino, cuando el irresponsable Kuczynski abrió nuestras fronteras para que ingresen 600,000 venezolanos, sin exigirles un mínimo control inmigratorio, facilitando la entrada a decenas de miles de criminales, inclusive a bestias presidiarias, para pasar él a la historia como el presidente buenista que salvó a perseguidos políticos venezolanos, cuando un porcentaje importantísimo eran perseguidos por la justicia, ranqueados por atroces crímenes en su país, entre ellos, capos del infame “tren de Aragua”.

¡Desde entonces floreció la inseguridad ciudadana en calles y plazas del Perú! Kuczynski no prestó atención ni movió un dedo ante semejante atentado. Tampoco lo hicieron Humala, ni Vizcarra; mucho menos Sagasti. Quien finalmente alentó el ataque contra los peruanos fue el comunista Castillo. Ahora Boluarte no sabe qué hacer ante el riesgo en que están las principales ciudades de nuestra patria, clasificadas como unas de las peores, más violentas e inseguras áreas del planeta.

Hay muchos detalles que dejan constancia de que ninguno de estos sinvergüenzas–que fungieron de mandatarios peruanos– hizo el más mínimo esfuerzo por cortar de cuajo el avance de la inseguridad ciudadana. Hace más de siete años se anunció la instalación de bloqueadores de llamadas por teléfonos móviles desde y hacia los penales del país. ¡Transcurrido ese tiempo, todo sigue exactamente igual! Y ninguna autoridad dice una palabra porque, por angas o por mangas, son corresponsables de semejante atentado contra la ciudadanía. Porque, a decir de los especialistas, las cárceles son los principales centros operativos de la delincuencia, enseñoreada detrás de la inseguridad ciudadana que asfixia al Perú. Otros focos conocidos por donde se expande como plaga la inseguridad, sobre todo en Lima, siguen operando porque el Estado no mueve un dedo por erradicarlos. Se trata de unos mercadillos –conocidos– donde la gente compra y vende, sin problemas, teléfonos móviles robados. Finalmente, permanecen operando locales donde se expenden datos personales de ciudadanos cuyos móviles les fueron robados, y desde donde el hampa saca información privilegiada para, posteriormente, venderla en las calles sin control del Estado,

Por encima de todo, ex gobernantes ya nombrados fueron/son conscientes de lo IMPRESCINDIBLE que es construir más, mejores cárceles. ¡Pero no lo hacen! ¡Existen más de 100,000 delincuentes libres precisamente por falta de ellas! ¡Cada nuevo crimen que se comete no se castiga con cárcel por este descuido! Hace siete años ofrecieron bloquear las llamadas por celulares desde las cárceles; promesa incumplida! Ofrecieron arrasar con los mercados de venta de móviles robados. ¡Tampoco! Siguen sin erradicar locales callejeros donde venden datos de personas pedidas por los sicarios para organizar secuestros, etc. ¿Culpables? Toledo, Kuczysnki, Humala siguen firmes. ¿Merecen ser denunciados constitucionalmente por atentar contra la sociedad? ¡Sí! ¡Hagámoslo entonces!

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