¡Los culpables del desastre nacional!
Demostrando condenable desdén por el Perú –sobre todo hacia quienes les dieron sus votos en abril 2021–, los parlamentarios se limitan a dejar hacer, dejar pasar los asaltos a la legalidad que perpetra la izquierda caviar, en su demencial carrera por apropiarse del poder Judicial, el Ministerio Público y otros entes del Estado. ¿Cómo permiten los congresistas que esto suceda? Apelando a su cobarde conducta hacia el pueblo, al que ellos han abandonado a su suerte. Atentado que desde estas líneas les enrostramos, tras perder toda esperanza de que, algún día, el Parlamento escuche, le dé la razón y finalmente haga algo por los buenos peruanos.
¡Porque en lo que va de dos años de vigencia de sus credenciales legislativas, este poder Legislativo ha producido muy poco a favor del Pueblo! ¡Por más que aquellos ciento treinta “bon vivants” de la politiquería parlamentaria persisten en decir que “trabajan” en el Parlamento para los 33 millones de peruanos! Cierto. Pero esconden que lo hacen llenándose los bolsillos del dinero de Juan Pueblo, que les paga el alucinante sueldo que puntualmente perciben del Estado; muchas veces sin merecerlo. Salvo contadas excepciones, los legisladores no velan por los intereses del populorum.
Al contrario, tienen el desparpajo de cobrar jugosos emolumentos, aunque asistiendo únicamente a aquellas sesiones de Pleno que escojan; y, por supuesto, NO a todas las audiencias de las comisiones que les corresponde. ¡Justifican su inasistencia, alegando la trampa del trabajo remoto! ¡Consideran que basta su presencia furtiva en el Congreso, apelando al teléfono móvil que paga Juan Pueblo, quien sí labora mañana, tarde, noche, inclusive madrugada, asumiendo el costo de los pasajes, del celular, etc., etc.!
Hoy, embargados por una coyuntura sumamente crítica, los peruanos sufren por la infame situación de la economía pública y privada, sumado al caos que implica que los caviares controlen el Sistema Judicial vía el poder Judicial, el Ministerio Público y la Junta Nacional de Justicia. Mientras tanto, amable lector, usted trabaja sin parar. ¡Igual que Juan Pueblo! Y el Parlamento se aboca, exclusivamente, a aprobar los presupuestos y legislar barbaridades. Ejemplo aquella descapitalización de las AFP, otrora la fuente de financiación privada que permitiera construir grandes proyectos nacionales.
Hoy, lamentablemente desbancada por la medida populista que permite al trabajador gastar anticipadamente su pensión jubilatoria; contradiciendo las voces técnicas y matemáticas que advierten los graves efectos que aquello tendrá en la economía. ¡Hoy, igualmente, la Salud Pública es más que un caos! El enfermo debe hacer cola durante meses –entre tres de la madrugada y medio día– cuando le dirán que “ya no hay turno”, espetándole el letal “vuelva usted mañana”. ¡Y la Economía, ni que decirlo! ¡Muchísima gente hoy no tiene dinero para comer! Lo mismo ocurre en casi todo aspecto de la vida diaria. ¡Sin embargo, los parlamentarios permanecen en el mejor de todos los mundos! Encima, el Congreso apaña el secuestro del Estado por la camorra caviar, con las gravísimas consecuencias que tamaña traición tendrá en la vida, la salud y el patrimonio de todos los peruanos.
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