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Los dictadores en su salsa

Fecha Publicación: 23/02/2019 - 21:00
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Mientras Nicolás Maduro cierra las fronteras para que no pueda llegar al maltratado y hambreado pueblo de Venezuela la ayuda humanitaria enviada por países que han reconocido como Presidente interino a Juan Guaidó, anuncia estentóreamente que el gobierno de Putin está remitiendo desde Rusia 300 toneladas de “ayuda” que sí será recibida con bombos y platillos por su corrupto e ilegítimo gobierno.

Putin es el mismo que ha sostenido al dictador sirio Bashar-al-Ásad a un costo de 500 mil muertos y millones de personas que han huido de ese país generando un grave problema migratorio en Europa y el Medio Oriente. Tal como ocurre con Venezuela y los países de América Latina que siguen recibiendo emigrados de la nación bolivariana a un alto costo social.

A diferencia de Maduro, Putin no se proclama como adalid de un inexistente “socialismo del siglo XXI” y en la práctica conduce un régimen también corrupto que ha desarrollado una suerte de nuevo nacionalismo ligado a la iglesia ortodoxa y que no vacila ante nada con tal de servir a sus intereses.

Putin es un ex comunista, ex jefe de la KGB –el servicio secreto de la URSS– que ha demostrado en incontables ocasiones su absoluto desprecio por los Derechos Humanos en el marco de una “real politik” destinada a crear un nuevo imperio ruso, tras la caída de la Unión Soviética, cuya base interna está dada por un capitalismo de Estado, disfrazado como libre mercado, puesto en las manos de un puñado de oligarcas multimillonarios que se apoderaron de los activos estatales tras la caída del comunismo.

Maduro, ya lo sabemos, encabeza una dictadura que, como la de Putin, se sostiene sobre un andamiaje militar pero que, a diferencia de Putin, ha ido paulatinamente ganando animadversión popular como consecuencia de una nefasta política económica que ha provocado una brutal escasez de alimentos y medicinas, además de desempleo y una pavorosa inflación.

Rusia es una nación sin tradición democrática que pasó del absolutismo de los zares al totalitarismo comunista y luego al autoritarismo con careta democrática de Putin.

Venezuela inició una era democrática con la llegada al poder de Rómulo Betancourt, tras la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez en la década del 50, pero luego el sistema prácticamente bipartidista de Acción Democrática y el COPEI se derrumbó por la ineficiencia, la ausencia de autocrítica y la corrupción rampante provocando la aparición de Hugo Chávez.

Está claro que estos dictadores están en su salsa y que esta es la hora de la solidaridad efectiva y real con nuestros hermanos de Venezuela para botar a Maduro y evitar que el país llanero se convierta en cabecera de playa de Putin.