Los escolares y las consecuencias de la guerra
Para formar ciudadanos de paz, debemos enseñar a los escolares cuáles son las graves consecuencias de una guerra, especialmente ahora que un gran conflicto sacude el Medio Oriente, impactándonos no solo económica, sino también social y ambientalmente.
Es fundamental enseñar a los niños a soñar e imaginar un mañana mejor, pero para lograrlo también deben conocer la historia y estar al tanto de los hechos actuales de trascendencia mundial. Para promover una cultura de paz desde el hogar y las escuelas, los estudiantes necesitan estar bien informados. Una dosis de realidad les ayudará a ser más empáticos, solidarios, valorar la vida y, sobre todo, ser mejores seres humanos.
A los adultos de hoy nos enseñaron que los nazis masacraron a seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, y eso es lo mismo que aún se enseña. Pero no se trata solo de repetir datos, sino de invitar a los estudiantes, desde primaria, a analizar las consecuencias humanas de las guerras. Así, podrán comprender el sufrimiento que provocan: heridas físicas, mentales, emocionales, económicas y sociales.
La guerra, tratada como estudio de caso, puede ser un tema enriquecedor en la escuela. Permite que los escolares aprendan sobre política y economía al mismo tiempo que reflexionan sobre las decisiones negativas adoptadas por los gobernantes de países beligerantes. Lo primero que debe quedar claro es que la guerra genera muerte y pobreza. La Segunda Guerra Mundial provocó la muerte de 100 millones de personas y pérdidas económicas que superaron los 330 mil millones de dólares.
Además, las guerras impactan a todos los países, ya que vivimos en una economía globalizada, con intercambios comerciales entre naciones. También existe una interdependencia ambiental: las bombas dañan la capa de ozono y la corteza terrestre, agravando el calentamiento global y el cambio climático.
Lo más preocupante es que ninguna institución —ni la ONU, ni el Vaticano, ni las iglesias— ha sido capaz de sanar el alma de millones de personas afectadas mental y emocionalmente por los conflictos bélicos. Por eso, países que sobrevivieron una guerra muchas veces reactivan conflictos con el paso del tiempo. Actualmente, existen 56 conflictos armados en el mundo, con la participación de 92 países, según el Instituto para la Economía y la Paz.
Este panorama debería analizarse en las aulas con pensamiento crítico. Así, los escolares podrán entender que hoy se siguen tomando decisiones igual de malas —o peores— que en el pasado. Lo más terrible es que más de 473 millones de niños viven en zonas de conflicto, según Unicef. ¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar cuán grande es el dolor y la ira de quienes protagonizan estas guerras, donde se violan todos los derechos humanos?
Esa es la reflexión que todo maestro debería plantear al iniciar una clase. ¡Despertemos, Perú! Cuidemos la paz de nuestros hijos.
¡Bendiciones!
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