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Los gastos sociales y los de defensa

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Fecha Publicación: 12/11/2019 - 20:30
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Desde el inicio del siglo pasado se comenzó a implementar dos sistemas políticos y económicos en el mundo. Uno de ellos el comunismo, promovido por el líder Lenin quien dirigió la revolución bolchevique en el año 1917 para eliminar la monarquía reinante, la cual había generado una escandalosa desigualdad entre la población rusa y su extrema pobreza. Con los años muchos países adoptaron el comunismo, a veces con diferentes matices, pero siempre acompañado de autoritarismo, manipulación de información y un curioso elitismo entre los gobernantes.

El principio básico del comunismo es que todas las personas tienen el derecho a ser iguales y tener las mismas oportunidades. Para lograrlo el Estado controlaba la totalidad de los servicios y actividades; como las comerciales e industriales, así como los servicios de salud, educación, transporte y defensa.

No cabe duda que este sistema, en teoría, es justo y equitativo, pero en la realidad es complicado mantenerlo porque desalienta el espíritu humano de superación, la inversión de los empresarios y no promueve la innovación. Es por ello que, para que funcione, se relaciona con militarización y dictaduras duras y prolongadas. Los países que lo han practicado incrementaron su pobreza y disminuyeron la libertad de sus ciudadanos. Hoy muchos están en camino de abandonar totalmente este sistema. Ejemplos claros son China y Rusia; mientras Cuba, Venezuela y otros están sumidos en un lamentable caos.

Por el otro camino están los países que aceptaron el respeto a las libertades personales y que recurrieron al sistema democrático eligiendo, en la mayoría de los casos, a gobernantes preocupados en mejorar las condiciones de vida de sus pobladores y respetando una economía de libre mercado. Esto los llevó a lograr un crecimiento y desarrollo real, tanto en lo económico como en servicios básicos y de infraestructura.

Lo expresado sobre el sistema de economía libre en democracia le ha permitido al Perú, y en especial a Chile, mejorar los índices de crecimiento económico y reducción de la pobreza, mejora del ingreso promedio de los Ciudadanos, sin embargo, los últimos acontecimientos en el país vecino demuestran que, para una gran mayoría, estos resultados no los satisface como individuos (pudiendo tener un sesgo).

Estimo que, tanto en Perú como en Chile, la desigualdad económica no es el problema de fondo (El índice GINE de ambos es m/n 0.45), son los deficientes servicios públicos de salud, educación y vivienda, a los que habrá que darles mayor atención y prioridades. El Estado tendrá que centrarse en obtener mayor recaudación de impuestos y eficiencia en su uso y disminuyendo considerablemente el presupuesto asignado al gasto de defensa, el cual sumados lo que gasta e invierte entre Perú y Chile, suma en un orden aproximado de 8 mil millones de dólares (Chile más que el Perú).

Sobre este último tema a pesar de mi especial reconocimiento a dichas instituciones de Defensa, tenemos que priorizar la Paz interna y entre nuestros países vecinos y para ello aprovechando que la Cultura de expansión de los países ha disminuido considerablemente, podemos firmar acuerdos de no agresión y destinar dichos amplios recursos a los sectores reiterativamente mencionados como son: Salud, Educación, Vivienda, Transporte e incrementar los Policiales.

Arturo Woodman Pollitt