Los grilletes del presidente Petro
El ex presidente Álvaro Uribe vaticina que “Colombia puede llegar a tener el peor y más peligroso neocomunismo de la región, porque el presidente Petro es mucho más inteligente que Chávez, Castillo, Fernández y Ortega”, entre otros mandatarios latinoamericanos. No dudamos que Petro es más talentoso, sagaz y mejor estructurado que los nombrados, pero, por ello mismo, no creemos que pueda derivar su gobierno hacia un fracasado modelo comunista.
Por lo pronto, convocar una Asamblea Constituyente no se encuentra entre sus objetivos y lo ha dicho. Además - de pretenderlo- necesitaría dos tercios de votos en el Congreso y no cuenta con mayoría en la Cámara de Representantes (172 diputados) ni en el Senado (108 legisladores).
Sobre el peligro de impulsar expropiaciones, el mandatario electo rechazó ese propósito y sostuvo que alentará la inversión privada nacional y extranjera, porque –dijo– crea riqueza y puestos de trabajo.
Estos dos anuncios ubican al mandatario electo en la orilla opuesta al bloque chavista. Observar el desastre venezolano debe implicar, sin duda, que deseche un sistema que solo ha provocado miseria, inflación, criminalidad, corruptela sin límites, desempleo, violación sistemática de los derechos humanos y éxodo de más de seis millones de personas, un millón setecientos cuarenta mil a su país.
Solo un psicópata político quisiera desplazarse hacia ese infierno. Nadie sensatamente puede seguir ese camino, salvo aquellos que viven del diezmo petrolero venezolano, como Cuba, o que su vasallaje político los conduce a aplaudir esas perversidades para contar con un aliado y mantenerse en el poder, como hace el sátrapa nicaragüense Daniel Ortega.
Compartir una frontera de 2 mil 219 kilómetros con Venezuela, territorio que también aloja a ex guerrilleros de las FARC, actuantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN ), terroristas del Hezbolá, traficantes de drogas, oro y armas, debe ser otro aspecto para que Petro mantenga distancias del chavismo.
En ese contexto es importante destacar que Colombia tiene instituciones sólidas que garantizan el estado de derecho. No solo cuentan con un Tribunal Constitucional, Poder Judicial, Contraloría y Ministerio Público independientes, sino que los magistrados protegen sus fueros con firmeza. Una prueba la tuvo Petro cuando demandó al Fiscal General, Francisco Barboza, que deje en libertad a los llamados “jóvenes de la primera línea”, detenidos por atacar a la policía y cometer desmanes. La respuesta del magistrado fue contundente: “si el presidente electo quiere buscar la liberación de los jóvenes que cometen delitos debe pedir al Congreso que cambie la ley, y no al fiscal”
En resumen, la Constitución, las leyes, el Parlamento y Poderes del Estado autónomos, así como una amplia libertad de prensa, son una garantía para que no se cumpla el lúgubre vaticinio del ex presidente Uribe.
Asimismo, la fortaleza económica de Colombia, que el 2021 registró un PBI de US$ 324 mil millones –en el Perú fue US$ 224 mil millones– se sustenta en la economía de mercado, tratados de libre comercio, inversiones propias y extranjeras, y pactos multilaterales exitosos como la Alianza del Pacifico; es decir, todo lo que abomina la cofradía del Socialismo del Siglo XXI. Tirar al traste esa política destruiría todo lo avanzado, aunque ello no significa dejar de realizar ajustes necesarios para mejorar las condiciones de vida.
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