Los idiomas evolucionan
Si bien esta palabra tan extensa no se encuentra aún en el Diccionario de la Real Academia Española, la fobia a usar palabras largas se puede extender al llamado lenguaje inclusivo que promueve el uso innecesario de términos de acuerdo a género o sexo de personas. Algo que ha aparecido en momentos que la velocidad de la comunicación exige acortar o ahorrar palabras.
El uso, en mi caso, de varios idiomas está ligado a mi origen binacional. Siendo aún un niño, llegué al Perú, y estuve confrontado con aprender español. Debo confesar que inicialmente me llamó la atención de que una sola palabra como ”llama”, puede ser aplicada en el reino animal para uno de nuestros auquénidos; en relación al fuego que se expande; como para denominar a algo o alguien; y así también con el fin de atraer hacia uno con un llamado.
El idioma creado magistralmente por Antonio de Nebrija –concebido para consolidar la conquista mediante la mejor comunicación- es un medio de expresarse y de comunicación preferido por más de seiscientos millones de habitantes del planeta, y se encuentra entre los cuatro más hablados. El Perú tiene idiomas oficiales, así como dialectos. El castellano fue un factor integrador inciso de los sectores sociales menos favorecidos. A mí me abrió el camino al periodismo, en el que me expresé en cerca de un millar de artículos y luego a la publicación de una docena de libros, algunos traducidos a otros idiomas.
Hay libros que solo informan, estos son los diccionarios que yo y mis hijos hemos editado en el Perú con el propósito de su utilidad. Otros que exaltan lo sublime, como los del poeta Martín Yrigoyen. Los mas leídos sin duda son aquellos en que una narrativa de ficción nos lleva a reflexionar sobre la realidad. Ahí destaca Mario Vargas Llosa, Alonso Cueto, entre otros.
Los idiomas evolucionan, generalmente, para bien. No obstante, esto que llaman hoy día lenguaje inclusivo es un chorreo de palabras -que puede dejar a uno ojiplático- que resulta imperfecto, en razón de que es más bien exclusivo. Si considerásemos variaciones por personas y su género, no deberíamos excluir tampoco el de niños y niñas, adolescentes, adolescentas, como tampoco nonatos ni nonatas (al no haber aún nacido no se puede definir con exactitud su sexo), que son jurídicamente personas que el Derecho protege.
Tengo dudas respecto a seguir con esto de llamar lengua a un idioma. La comunicación más frecuente se realiza sin mover este órgano bucal como un sistema de signos fónicos o gráficos con el que se comunican los miembros de una comunidad humana. En tanto el idioma es el modo ilimitado –salvo algunas reglas- de un pueblo o nación, que lo usa habitualmente para comunicarse. En términos generales es el conjunto de señales o signos que permite a los seres humanos comunicar lo que piensan o repetir lo que otros han expresado.
El ilustre académico peruano Harry Belevan nos habla del sexismo del lenguaje inclusivo. Con un razonamiento ejemplar recuerda que el valor genérico del masculino gramatical está asentado en nuestro sistema lingüístico desde sus orígenes como lo está en la mayoría de los idiomas románicos o romances. Entonces la actual arremetida para propiciar un desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en formato masculino y femenino va contra el principio de economía del lenguaje. El literato y diplomático Belevan -exquisito escritor- concluye que esto del sexismo resulta aún más censurable si se hace no por razones lingüísticas sino políticas.
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