Los muertos que vos matasteis
Los caviares integran una eficientísima y mafiosa logia, constituida para apoderarse del poder político, económico, social sin el consentimiento, mucho menos el voto, del ciudadano. Actúan movidos por doctrinas prefabricadas –usualmente desde canteras ligadas al “comunismo progresista”- interpretadas por sociólogos, opinólogos y otros parásitos generalmente egresados de la Universidad Católica, pese a que esta estirpe se ufana de ser atea. Entre las características que necesita exhibir el caviar, destacan trajearse elegantemente “al modo Smart Casual”; frecuentar los mejores restaurantes; asistir a salas de cine donde proyecten films clásicos; fumar marihuana y por supuesto demandar por calles y plazas la justicia social que ellos no practican, habituados como están estos “revolucionarios de salón” a vivir como millonarios con el dinero de otros. Santificados por Toledo, los caviares se apoderaron de trascendentes cotas de poder en el Estado. Como la Fiscalía, los juzgados, la Defensoría y el sistema electoral, que utilizan impúdicamente para imponer nuevas “leyes” relacionadas a derechos humanos, promover el aborto, defender a “los/las” lgtb, etc. Esta secta satánica cuenta asimismo con un ejército de medios de comunicación, puestos a sus órdenes por los propietarios de los mismos; gente incapacitada para conducirlos apegada al dictado de su propia conciencia, a la cual traicionan con tal de salvarse de las extorsiones que, de no endosarles semejante plataforma propagandística, sufrirían desde la trinchera caviar.
A través de la comisión de la verdad, los caviares destrozaron a la Policía y a nuestras Fuerzas Armadas, victimizando a los terroristas de sendero luminoso y mrta, a quienes bautizaron como “luchadores sociales”; y liberando a miles de terroristas válidamente encarcelados, mientras criminalizaban prepotentemente a los defensores de la Patria. Su mayor fuente de ingreso –la que les permite vivir como gente adinerada y sobornar a autoridades para imponer sus caprichos- proviene de las ONG, entes intermediarios que reciben fondos multimillonarios desde oscurísimas canteras como, por ejemplo, la fundación del cuestionado megamillonario George Soros.
Hoy los caviares sienten que el piso se les mueve. Por un lado, el comunismo les trata como lo que son: basura. Y de otra parte, la población a la cual durante dos décadas han estado sistemáticamente engañándola parapetados tras Toledo, Humala, Villarán, PPK, Vizcarra y Sagasti -vale decir, los grandes corruptos de la historia peruana- ya se ha dado cuenta de la inmundicia que es el mundo caviar, al cual el notable periodista norteamericano Tom Wolfe bautizara como “Radical chic”. No obstante, vale la pena desnudar su reciente y, como de costumbre, miserable campaña mediática, para sacar a flote a sus “héroes” Inti y Ryan, mientras ignoran a los 21 muertos que carga en sus espaldas el sinvergüenza de Sagasti, quien le abriera las puertas de palacio a Bruno Pacheco, hoy perseguido por la ley, e intentó cobrar una pensión presidencial vitalicia por vivir ocho meses en palacio. Los caviares asimismo ignoran esos, hasta hoy, 20 muertitos de Castillo. Se centran en Inti y Ryan, dos desconocidos muertos por culpa de los caviares, quienes los lanzaron a las calles arengándoles “¡Ataquen a la Policía!”
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