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«Los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio»

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Fecha Publicación: 10/12/2022 - 22:00
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Queridos hermanos:

Estamos ante el tercer Domingo de Adviento, que también se le conoce como Domingo de Gaudete que es estar alegres, porque el Adviento nos invita alegrarnos porque viene el que va a perdonar nuestros pecados, a salvarnos de nuestras debilidades.

Esta palabra del profeta Isaías está dirigida al pueblo judío desterrado en Babilonia después de la destrucción del templo de Jerusalén. Habiendo perdido la esperanza de volver a la Ciudad Santa en ruinas, el Señor les anuncia una nueva esperanza. La liturgia del Adviento nos repite constantemente que debemos despertar del sueño, es decir, de la rutina, de la mediocridad, que debemos abandonar la tristeza, el desaliento; porque el Señor está cerca. Por eso en este Domingo Gaudete se viste la vestidura rosa que significa esperanza, alegría. ¿Qué hemos experimentado en este tiempo de pandemia? Hemos experimentado la precariedad, la pobreza del hombre. Y hoy el Señor nos anuncia una buena noticia: “Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará”. Esta es la belleza de Dios, viene en búsqueda de los más débiles, de los pobres, de los que no tienen voluntad, de los que están esclavos de sus pecados. Hermanos, esta Palabra es una llamada a la felicidad, a la conversión, viene a ayudarnos a ser cristianos. Cristo trae el perdón de los pecados, no viene a juzgar a nadie.

La segunda Palabra que es del Apóstol Santiago que nos invita a tener paciencia porque la venida del Señor está cerca. Hermanos, se está anunciando un tiempo nuevo. Toda la liturgia es una invitación a la alegría y a la fiesta. El mundo es un desierto si no está Dios, pero cuando Él pasa, se llena de fiesta. También el hombre sin Dios es ciego, sordo, mudo, cojo; sin embargo, viene Cristo y los ciegos encuentran la luz, los inválidos andan, el amor hace caminar, los leprosos quedan limpios, los sordos escuchan la palabra de Dios y los muertos reciben la vida nueva de Cristo. Hoy el hombre vive sin esperanza y el Señor, a través de esta segunda Palabra, nos invita a esperar con paciencia la gracia que viene del cielo. La paciencia nos hace a todos humildes, pequeños.
El Evangelio es tomado de san Mateo. Fijaros que Jesús y Juan son primos, han jugado juntos, como hace referencia la pintura barroca y colonial. Juan ya ha visto los signos a través de su primo Jesús; por eso dice: Id a anunciad a Juan lo que estás viendo y oyendo. ¿Qué oyen los sordos? La palabra de Dios. El corazón lo tenemos lleno de lepra, como lo hemos visto en esta pandemia, porque juzgamos y matamos. Somos ciegos porque no vemos el amor de Dios y estamos inválidos porque no podemos amar al otro como es, ir hacia el otro, trascender. Hoy a ti y a mí se nos anuncia una buena noticia. Nos escandalizamos muchas veces del pecado, sin embargo, el pecado está lleno de una gran misericordia y de una gran enseñanza. Con el pecado va la penitencia, experimentamos la muerte. Dice el Señor: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, para que te prepare el camino, os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él”. Por eso, hermanos, ánimo, que el Señor nos está invitando a creer en Jesucristo, en el Mesías, y para eso nos envía a Juan el Bautista. Que este Espíritu habite en medio de vosotros.

Que el Señor os bendiga y que os conceda un domingo de alegría.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao

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