Los No Agrupados

Un total de 15 congresistas no tienen bancada. Individualmente se trata de 15 “apestados” según lo dictamina el actual Reglamento: no pueden presidir comisiones, integrar la mesa directiva, hablar más de un minuto en las sesiones del pleno del Congreso de la República y en caso se produzca una sucesión presidencial de acuerdo con el orden constitucional, no pueden siquiera soñar con ponerse la banda.

Las razones por las que alguien abandona (o es expulsado) de una bancada pueden ser muchas y en su inmensa mayoría las causales caen bajo la órbita de lo que se conoce como “transfuguismo”, esto es, el fenómeno por el cual alguien abandona la bancada con la que ingresó al parlamento con el fin de integrar otra bancada que le de mayores “réditos”. No es mi caso. Fui el primero en dejar la bancada con la que llegó, y lo hice por un tema ético y de conciencia. No me uní a ninguna otra bancada a pesar de los ofrecimientos y demás cantos de sirena. Desde entonces, he tratado de seguir representando los valores y prioridades de quienes tuvieron a bien darme su voto.

No ha sido un camino fácil. Sin bancada es difícil lograr que se prioricen tus proyectos, aunque no imposible. De hecho, tengo unos diez proyectos de ley sustantivos (es decir, no declarativos) aprobados y varios otros en la agenda del pleno. Algunos de mis proyectos han sido deformados por ese extraño fenómeno llamado “acumulación”, que no es sino una forma un tanto pueril de tener contentos a algunos y luego a otros –aunque el producto final sea una ley tipo Frankenstein, como es el caso reciente de la Ley del Cine que mezcla medidas de promoción y estímulo a la producción de obras audiovisuales contenidas en mi proyecto original– con artículos de claro tufillo ideológico y censor o mi proyecto de ley para declarar a los animales como “seres vivos” y no bienes semimóviles.

Lo mismo paso con mi proyecto de Ley de Idoneidad para el ejercicio de la función pública por elección popular –en particular el cargo de Presidente de la República– presentado originalmente allá por agosto del 2022, pero que fue rápidamente mandado “a dormir” hasta que –una vez se hubieran acumulado otros 18 o 19 proyectos más casi idénticos– se pusiera a consideración del pleno con el claro malestar de la presidenta de la Comisión de Constitución, quien no tuvo mejor idea que proponer una modificación dizque “de consenso” que obligó a que se votara por su retorno a la comisión. Todo con tal de no perjudicar los intereses políticos de la familia Fujimori.

Tal la vida de un No agrupado. Situación que bien podría cambiar. Están avisados.

* Congresista de la República

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